Capitulo tres: Las condiciones / reglas son...

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Los personajes y hechos retratados en esta historia provienen en su mayoría de la ficción. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia.

Notas:

El estilo de narración varía constantemente, de ahí que salte del narrador a Leo.

Los consejos y críticas siempre son recibidos.

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Era difícil para el hombre digerir todo aquello y más aún omitirle información a su hijo para que este no estuviese más intranquilo e insistiera no dejar solo a su padre con tal acusación.

Entonces me quedare con mi tío. – preguntaba Leo, después de pensar un poco lo que su padre le habían dicho.

No, lo creo. – respondía con cierto desánimo el padre.

¿Por qué? – volvía a preguntar Leo, sin tener idea de a qué se refería su padre.

Recuerdas que uno de tus primos debía ir al hospital porque le dolía su garganta. – respondía nuevamente el hombre.

Si. – se limitó a contestar Leo.

Bueno pues parece que no era un simple dolor de garganta, a tu primo lo operaran para extraerle sus amígdalas y su operación está programada para mañana, así que tu tío y tía partieron hacia el hospital hace unos momentos, además me confirmaron que luego de terminar la operación y que tu primo se recupere, decidieron salir de viaje al extranjero. – decía el padre, tratando de explicar lo sucedido.

Leo quedo levemente sorprendido, de entre todos los niños que conocía, a su primo debían operarlo por algo como 'eso' y además casualmente se iría de viaje en cuanto se recuperase de su operación, luego de digerir aquello, nuestro niño pregunto.

Entonces, ¿qué será de mí? – decía con un poco de melodrama, nuestro pequeño actor, era obvio lo que pasaría, pero necesitaba que su padre se lo dijera.

Tu madre y yo pensamos largamente sobre dónde te podrías quedar o si alguien aceptaba quedarse contigo todo el día. Te prometo que les preguntamos a todos nuestros conocidos pero la respuesta era que no estaban disponibles o que se encontraban de viaje por las vacaciones. – decía nuestro padre con la manos anudadas y sin muchas opciones factibles.

Oh, qué pena. – respondía nuestro inocente cordero ante tales palabras. Aunque por su mente pasaba él porque muchos de sus conocidos no permitían que se quedara en sus casas y mucho menos el aceptar a quedarse con él.

Esto se debía a que si nuestro niño se lo proponía, se convertía en un diablillo con altas capacidades destructoras y sembrador del caos en cualquier lugar que deseara. Por tales motivos los conocidos de la familia no se metían con el infante a menos que sus padres estuvieran cerca y vieran por ellos mismos que su angelito no lo era tanto. Cosa que nunca pasaría, ya que el niño solo utilizaba ese poder en situaciones extremas o de necesidad imperativa.

Luego de unos minutos y habiendo pensado en lo que iba a decir paso a paso y sin dudar mucho Leo libero la siguiente propuesta:

Bueno entonces, tú y mama pueden ir a hacer todos los papeleos necesarios a la capital, mientras yo no salga a la calle o abra la puerta de casa, bajo ninguna condición. – decía con cierto tono de convencimiento Leo, además de referir las normas básicas de quedarse solo en casa.

Tu madre y yo estamos seguros de que te podrías quedar solo en casa sin ningún problema unas horas, pero todo un día o la mayor parte de él, nos es difícil de aceptar. – respondía nuestro padre, con cierto desacuerdo en su voz.

Anecdotas de un ayer, experiencias del ahora y experimentos del mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora