9.

993 50 12
                                    

Karol.

— No quiero que te vayas. — Susurra apretándome contra su cuerpo.

— Tampoco quiero irme. Pero debo hacerlo, tengo que ir a ver a mi familia. — Río suavemente.

— Puedes verlos luego. — Se queja. — Voy a extrañarte.

— También yo, Ru.

Besó mis labios y nos despedimos como debíamos, no sabía que ocurriría luego de esto. Podemos llegar a pasar meses sin vernos, tal vez años, o semanas en el mejor de los casos.

Bien, no seré tan positiva. Meses y con suerte.

No estoy psicológicamente lista para perderlo, luego de la gira tampoco estaba preparada para que nos separemos; tenía cierta fé en que me elegiría, ahora sé que no. No sé si volverá con ella o soportará el estar solo, pero sé que no estaremos juntos en un tiempo y siento que mi burbuja está siendo explotada suavemente.

Sé que voy a perderlo una vez más y siento un vacío arrollador en mi pecho, uno creería que eventualmente me acostumbro a esto, pero jamás es así. Pasamos unos días increíbles y no me siento capaz de dejar esto atrás.

— ¿Irás conmigo al aeropuerto?

— ¿Por qué no iría?

— No lo sé, que nos vean juntos. — Digo obvia.

Vean; claro que por «vean» me refiero a Candelaria. Hemos pasado el tiempo encerrados en el hotel y saliendo sencillamente de noche, cuando era muy poco probable que «alguien» nos vea.

— Si no nos vieron hasta ahora, dudo que nos vean solo yendo al aeropuerto. — Responde encogiéndose de hombros.

— Está bien, gracias.

(...)

— ¿Un último beso de despedida? — Me dice cuando me volteo para irme.

Sonrío y presiono mis labios con los suyos, dejando que pocos segundos después su lengua invada mi boca. Aprecio cada segundo del momento porque sé que no volverá a ocurrir y eso me aterra bastante.

— Te amo.

— Yo más.

Finalmente con toda la fuerza de voluntad existente en mi pequeño cuerpo y gran corazón, me dirijo al avión que saldrá rumbo a México; ahora dejaré de mentir, al menos.

Paso algún tiempo esperando que suban las maletas y luego subimos los pasajeros, busco mi asiento y es al lado de una señora de unos sesenta años que luce adorable, y agotada. Nos saludamos por cortesía y quince minutos después está dormida.

No me quejo, algunos minutos después que ella la imito; completamente acostumbrada a dormir en aviones. Sin embargo, despierto una o dos horas después y aún queda un gran tramo por delante.

Decido utilizar mi celular durante lo que resta del viaje y leer algunas de esas locas teorías sobre qué estuvo ocurriendo con Ruggero y yo; nada. Están increíblemente frustradas porque no les damos material, sin embargo, uno de los mayores fans ruggarol, Juampy, tuvo la fabulosa idea de publicar fotos detrás de escena en las que Ruggero y yo aparecíamos juntos. Ni siquiera era una situación comprometedora, pero cualquiera con ojos notaría ese aura a nuestro alrededor; ese amor, esa atracción mutua.

Lo ví hace algunas pocas horas y ya lo extraño, ¿Es acaso legal esto?

El fandom está vuelto loco, esto es material Ruggarol, ¡Y el que no vieron! El que no vieron... ¿Tendrá Ruggero aún las fotos juntos? Es decir, yo tengo miles; y aún todas las que no tuve el valor de borrar.

Enero 11 [Ruggarol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora