Capítulo 1

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Era el mes de diciembre y estaba sola en mi casa. Como siempre, mis padres trabajan en una empresa y viajaban demasiado, por lo tanto, la única que estaba conmigo era mi nana... desde hacía mucho, la casa de al lado estaba desocupada y no le daba mucha importancia. Era la noche de año nuevo y todos festejaban mientras yo la señorita Smail, estaba en mi cuarto observando el rascacielos. Las horas pasaron y entonaba canciones en mi mente hasta que me quede dormida...

-A la mañana siguiente-

Desperté e hice mi rutina de aseo, comí algo liviano y salí hacer ejercicio...

Al regresar, note algo diferente y cuando más me acercaba, vi que había ¡un camión de mudanzas en la casa vecina! Se me hizo raro porque había estado tanto tiempo desocupada, pero igual no le preste mucha atención y entre rápidamente a mi casa

Subí a mi habitación y me di un baño, baje a la cocina, tome un vaso de jugo de naranja y regrese a mi cuarto. Estando allí, tome mi iPad, camine hacia el balcón que quedaba justo en frente de una de los cuartos de la casa de al lado. En ese momento se me hizo irrelevante, me puse los audífonos para escuchar algo de música... ya casi era mediodía y hacía un calor impresionante cuando decidí entrar. Vi que alguien estaba del otro lado del balcón y me llamo la atención... no sabía quién era y cada vez me causaba más intriga... después de unos minutos, logre verlo pero solo de espaldas. Y, sinceramente... ¡Wow! Me quede sin palabras y seguía observando: era alto, castaño, demasiado sexy...

"Que hago aquí espiando a mi vecino... mejor me voy", pensé.

Pero no fue así, seguí pegada al balcón esperando poder ver su rostro... ¡pero vi algo mejor! El "chico sexy" como decidí llamarlo, caminaba y caminaba por su cuarto, como que no le gustaba, pero al final, seguro tenía mucho calor y se quitó la camisa muy lento, que me dejo admirar cada milímetro de su espalda. Pude ver cada gota de sudor que caía... era perfecto. Su trasero era el más deseado por mí... Quería gritarle, pero ocurrió algo mejor...

Aún seguía ahí yo, mordiéndome el labio, deseando poder verle su cara de ángel, simplemente. Él se estaba desabrochando su pantalón... casi morí y reviví.

Yo en mi mente gritaba "Quítate el condenado pantalón! y cuando se lo iba a bajar pero alguien interrumpió mi vista que tocaron mi puerta.

Enamorada de lo prohibido - Mauricio abad y tu -Where stories live. Discover now