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Sala del director, 10:15 a.m

Charla de casi dos horas más un aviso del mismo hombre. No me sorprendería que vuelva con la misma historia de que está cansado de que todo el tiempo estén hablando mal de mí y que tenga que consultar conmigo para saber que fué lo que realmente hice. Hoy lo que hice fue empujar a un compañero por estar lastimándome la frente con una regla. Exacto, Ciro otra vez con sus bromas de muy mal gusto

Luego de no máximo cinco minutos, el director me dió aviso de que ya podía entrar, una vez haya puesto ambos pies en la oficina, cerré la puerta detrás de mí y pasé a sentarme en la silla de cuero que tenía frente a su escritorio

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Luego de no máximo cinco minutos, el director me dió aviso de que ya podía entrar, una vez haya puesto ambos pies en la oficina, cerré la puerta detrás de mí y pasé a sentarme en la silla de cuero que tenía frente a su escritorio. Mientras tanto este me analizaba con la mirada y parecía tener una expresión de mucha angustia

—Buenos días _____...— Habló mostrando una sonrisa un poco triste

—Buenos días director, lo que tengo para defenderme es que lo que hice realmente fue por defensa propia, él me estaba lastimando y no hacía caso a mis palabras para que se detuviera...— En eso alza la mano y cierra los ojos para hacer que me callara

—No creí ninguna de las cosas que dijo ese jovencito, en realidad no la llamé para ningún regaño, no se preocupe por eso...— explicó el director dejándome petrificada.

—Te conozco perfectamente, y eh visto que todo lo que dices haber hecho fue por que realmente se lo merecían. No haces nada grave, lo sé y siempre lo tengo en cuenta... Pero ahora la situación es otra, se trata de su madre, jóven ____—

—¿Mi madre? ¿Qué ocurrió con mi madre?— Hablé mostrando preocupación en mi tono de voz pero total calma en mi rostro

—El hospital acaba de contactar con la escuela y reportó que su madre habría sufrido un choque automovilístico, ahora se encuentra internada en el hospital central— Habló el director, respondiendo mis preguntas.

—O-oh... Y-yo...— Sentía las lágrimas amenazando con salir, así que baje la cabeza cerrando los ojos con fuerza tratando de calmar mis ganas de llorar.

—Se que es difícil de procesar, pero calmese, su madre se mejorará pronto, le puedo dar las clases libres si desea para que vaya junto a ella al hospital— Dijo para después pasar a sonreírme un poco apenado

—M-muchas gracias— Hablé tratando de calmar mi voz que de apoco iba quebrándose.

Me puse de pie y agradecí una vez mas la amabilidad de mi mayor y salí de su oficina, una vez alejada, me recosté sobre una columna del colegio y dejé caer mi cuerpo hasta el suelo, donde ya comencé a llorar, mis lágrimas calientes caían como cascadas hasta el suelo.
No pude contenerlo más, estaba angustiada por la salud de mi madre, con la que tanto batallé para que ambas pudieramos al fin tener una buena relación, pero al no conseguir buenos resultados decidí abandonar todo.

En eso, suena la campana de receso y todos los alumnos comienzan a salir de sus salones, Aracelli y Gabriela como siempre primero iban al baño y a comprar algunos comestibles por lo que no notaron mi detrás de sus espaldas. En eso oigo la voz que más rabia me da... Pero tenía un tono amable...

Única entre un millón [p.j]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora