P R Ó L O G O

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La tranquila familia estaba sentada en la mesa del comedor, listos para realizar la correspondiente oración para agradecer las comidas que tenían sobre la mesa. Juntaron sus manos y colocaron la cabeza gacha, sosteniendo la frente en el puño.


—Dios, te agradecemos por la comida que gracias a ti tenemos en la mesa, gracias por permitirnos estar una vez más reunidos en familia, perdona a aquellos que viven en pecado y ayuda a los que no tienen qué comer. Bendice nuestros alimentos, amén—dijo la mujer dejando atrás la pose anterior, siendo imitada por los demás presentes en la mesa.

—Amén—imitó su marido agarrando el tenedor y sonriendo a los lados.


Los dos pares de ojos se posaron en el restante, aquel muchacho de cabello anaranjado y alborotado que no se había dignado a decir el obligatorio "amén" después de terminar la oración. Sin prestarle atención a sus padres que lo juzgaban, comenzó a comer por lo hambriento que estaba.

Aunque, de un momento a otro, sintió el quemar de los ojos sobre él. Dejó lentamente el tenedor sobre el plato y elevó la mirada, ya que estaba encorvado sobre la mesa comiendo como si fuese un bucanero. Eso le decía su madre siempre. 


—Donghyuck, no he escuchado tu agradecimiento—dijo su madre, regañándolo, tomó la servilleta y limpió su boca. 

—Sí lo hice—victimizó alzando sus cejas—. ¿No lo escuchaste? Deberías ser más atenta.

—Donghyuck—recriminó ahora su padre a sabiendas que su hijo mentía.

—¡Amén! —rodó los ojos volviendo a su posición para comer tranquilo.


Los padres del muchacho se miraron irritados, su madre más que nada. Ambos negaron para seguir comiendo y entablar una conversación para hacer más agradable la estadía en la mesa. Donghyuck nunca era partícipe de las pláticas durante la cena, ya que los temas siempre le aburrían o no le agradaban en lo absoluto.


—¿Oíste lo que dicen sobre el hijo de los vecinos? —soltó su madre, por primera vez en muchas conversaciones, su rostro se levantó lentamente y sus sentidos se encendieron atentos, alertas e intrigados mientras que sus mejillas se hallaban llenas de comida. 

—¿Los de Canadá? —preguntó ahora su padre con una mirada extrañada, su esposa asintió.

—Sí, los de Canadá.

—¿Hablas de Mark? —agregó—. Él es un chico impecable, el otro día me ayudó con el auto—mencionó el hombre.


«Claro que va a ayudarte, Mark es un encanto», pensó Donghyuck arrugando el entrecejo.


—Ayer estaba hablando con la señora Kim, la mujer que vive a un lado de ellos, dice que lo vio hace unos días cerca de las cuatro de la tarde─contó─. Ella regaba sus plantas cuando vio al muchachito compartiendo un beso para nada apto fuera de su casa—agregó la mujer comiendo después.


Donghyuck apretó los labios sintiéndose cómplice y expuesto, siguió comiendo luego de que se encogió en su asiento, casi atragantándose con la comida para terminar e irse lo más rápido posible a su habitación y zafarse de la conversación.


—A ella le pareció una falta de respeto al principio, me dijo, pero luego me contó lo peor—dramatizó y su marido pareció captarlo, su corporalidad se mostró más curiosa e interesada—. Mark estaba besándose con un chico—reveló—. Mark es gay.

Mom, i'm gay too (Markhyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora