N U E V E

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Donghyuck entró a su casa hecho un manojo de furia, tuvo que resignarse a no cerrar la puerta con fuerza, el pobre objetivo inanimado no tenía la culpa de las idioteces que salían de la boca de Mark. Estaba enojado, la palabra quedaba corta a lo que estaba experimentando.

Subió las escaleras hasta llegar a su habitación, abrió la puerta y entró lanzando la mochila contra la pared.


—Mark es un imbécil, es un idiota, estúpido... ¡Descerebrado!—. Apretó la mandíbula—... ¡Cejas de gaviota!


Desordenó su cabello anaranjado con las manos invasivas.


Estaba tan molesto con las respuestas que recibió de Mark que, con tan sólo oírlo, se descolocó y reaccionó impulsivamente. No era su intención insultarlo, pero creyó encontrarse en su derecho por cómo le respondió el canadiense, mostrando que realmente iba a aceptar sólo por darle el gusto.

Lo único que buscaba era que Mark tuviera una buena relación con su padre; el único miembro de su familia que, hasta ahora, estaba al tanto de su relación y que, posiblemente, sea el único que la apruebe.

Era importante, más que importante, era muy significativo para Donghyuck que sucediera. Mark no lo entendía, como él tiene la aprobación de sus padres no sabe ponerse dentro de sus zapatos, un lugar donde era difícil e imposible tener un dedo pulgar levantado en signo de apoyo.


Era frustrante, Mark le frustraba.


Se detuvo desorientado, viendo directo hacia su ventana que daba directo a la habitación de Mark. Negó con los labios sellados yendo a cerrar la ventana y cortina, por hoy quería bloquear todo contacto con su novio, si lo veía ahora, estallaría a decirle todo lo que no pudo decirle cuando lo tuvo de frente, sería peor, terminaría peor.


—Él no entiende—se dijo a sí mismo dando la vuelta para quitarse el uniforme de la escuela—. Pude tratarlo mejor—pensó desabrochando el saco amarillo, volvió a negar—. Se lo merecía.


Terminó de quitarse el uniforme para ponerse prendas más cómodas, agarró el disfuncional teléfono que su padre le compró a contratiempo y se sentó en su cama. Dejó el aparato sobre las sábanas, mirándolo expectante


¿Cuánto habrá pasado desde que peleó con Mark?


¿Una hora tal vez?


Muy poco tiempo, era de lo que estaba seguro. Se sentía eterno, no podía estar molesto con Mark por mucho, pero debía aguantar y hacer que él reflexione bien sobre las palabras incorrectas que dijo.

Esperaría a que, por lo menos, él se dignara a llamarlo para pedirle disculpas. Seguía mirando hacia el teléfono, pero nada. Frunció el ceño.


—Llámame—soltó con tono enojado—. Sé que eres orgulloso para admitir tus errores, pero yo también lo soy y no voy a llamarte.


Mom, i'm gay too (Markhyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora