E X T R A (+agradecimientos 200k)

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N/A: Sorpesa :D





Era de esperarse que la necesidad de hacer una familia apareciera después de haber estado años juntos, mas no se esperaban que realmente fuera a suceder. El amor crecería al existir en tercero en sus vidas, y no necesariamente entre ellos, sino para entregarle el sentimiento al nuevo integrante que pronto traerían.

Un proceso largo y extenso, pero someterse a eso valía la pena para dar el gran paso que surgió desde ambos después de que lo conversaran durante más de un año. No fue una decisión que apareció del día a la mañana, porque pequeños comentarios daban un guiño a lo que deseaban con adoración.

Imaginar cómo sería llevar a una mini personita a ciertos sitios, como el parque, de vacaciones, la playa o al jardín. Aparte de lo gracioso que se les hacía el hecho de tener el mismo apellido, aunque Donghyuck insistía en que el primer "Lee" sería por él y no por Mark.

Y no era una necesidad por capricho de tenerlo, porque educar a alguien no era un juego. Querían inculcar todos sus valores y enseñar lo que han aprendido a lo largo de sus vidas. Ser padres parecía un reto para la mayoría, porque, bueno, a nadie se le enseña cómo serlo.

Cada quién tenía su figura como ejemplo, pero realmente dependía mucho de uno al hacerlo por su cuenta, aunque Donghyuck dudaba mucho en seguir los pasos de su familia, por muy buena que sea la relación actualmente, se negaba rotundamente a someter a su hijo o hija a lo que él vivió en su infancia.

Quería darle la libertad suficiente para dar pasos, siempre y cuando él fue un buen guía hacia lo que creía bueno para su futuro, no permitiría que las manchas oscuras del mundo cruel dañaran la felicidad que planeaba elaborar.

Donghyuck estaba ilusionado en ello, en ser lo mejor para esa pequeña alma que esperaba con ansias el día que le dijeran que una familia buscaba apadrinarlo y llenarlo de amor. Sin embargo, Mark tenía esa inseguridad de no ser lo suficientemente bueno para educar a alguien.

Las charlas antes de dormir eran parte de su rutina. Hablaban de sus días o lo que podrían hacer mañana, sin planificarse demasiado, porque no tenían idea de qué sucedería luego. Sólo conversaban tranquilos en la habitación que compartían, con las luces apagadas y sus cuerpos cerca del otro.

Algo así como las once de la noche marcaba el reloj, ese día había sido más agotador de lo normal, puesto que ambos se sometieron, hace unas semanas, a una prueba al asistir al juzgado de familiar para ver cuán aptos eran para adoptar a un pequeño.

Les fue bien, los resultados eran gratificantes cuando les dieron el visto bueno después de analizar su estabilidad psicológica y económica, porque tampoco dejarían que alguien que no constaba con los recursos de diera el lujo de traer una boca más que alimentar.

Y hablaban de ello en particular, pensando en cuál sería el siguiente paso, quizás cambiarse de apartamento a uno más grande y familiar. Estaba esa idea, pero no les convencía del todo.

—¿Crees que vivir cerca del centro sea una buena idea? —preguntó Donghyuck con el ceño fruncido—. Me gusta que esté a cuadras del centro comercial, sabes, me gusta comprar idioteces—masculló—. ¿Qué piensas?

Mark torció los labios.

—Podríamos—opinó—. Me gusta vivir aquí, quizás hacer un espacio en la oficina—dijo pensativo, casi perdido—. La habitación es grande, espaciosa, es fácil que una cama entre ahí.

Los ojos de Donghyuck se entrecerraron al escuchar lo temblorosa que se escuchaba la voz de Mark, lenta. Dudó viendo fijamente hacia el rostro ajeno, porque sabía que algo andaba mal. Interrumpió.

Mom, i'm gay too (Markhyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora