Capítulo 4

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Katherine

Estaba cansada, fue un día agotador. Saber que eres un semidiós, que en realidad tu padre es un dios y de los poderosos, escapar de una mantícora, conocer todo un campamento; podría decirse que era muy agotador pero emocionante. Quien diría que los dioses existen y tienen descendientes.

En fin, entré al bungalow negro que me correspondía y noté que no había nadie. Todo era oscuro, las columnas eran estilo griego color negro, en el centro había una estatua dorada de Hades, ahora mi padre. En una de las clases de historia habían mencionado que antiguamente los griegos se comunicaban con los dioses mediante las estatuas.

Quería intentarlo y hablar con él, pero no me atreví.

Caminé y me di cuenta de que había dos habitaciones vacías y una implementada, tenía una cama, una lámpara, un closet y una ventana. Entré a esa habitación y miré por la ventana. En el reflejo vi a un chico que me miraba fijamente con sus ojos negros. Tenía una tez tan pálida lo hacía ver como un fantasma, pero obviamente no lo era. Me di media vuelta y le di la cara. Era menos aterrador de esa forma.

—¿Qué haces aquí? — me preguntó el chico

—Soy hija de Hades... Creo que me corresponde estar aquí. — le respondí un poco fría.

—¡¿Qué?! ¿Quién te ha dicho eso? — se desesperó

—Esto. — dije mostrándole el tatuaje en mi mano.

—Esto no puede ser... ¿Tengo una hermana ahora? — empezó a hablar solo y en voz baja, pero no lo suficiente porque lo escuché claramente.

—Espera... ¿Otro hijo de Hades? Tú debes ser Nicholas Addazio.

—Estoy cansado. Así que solo sal de mi habitación. — ordenó

—No. — chillé — ¿Sino dónde dormiré?

—En la sala. No es mi problema. Vete.

—No... Mejor aún, tú a la sala y yo aquí — dije sentándome en la cama — ¿No es eso más razonable? Debes tratar con más respeto a tus hermanos.

—No me provoques. Esta es mi habitación. Implementa la tuya, no es mi problema.

—Mira, si quieres dormir en la habitación, duerme en el suelo. — dije adueñándome de la cama suave y sedosa.

Él se sentó al otro lado de la cama para reclamar lo suyo pero lo empujé hacia el suelo.

—¡No puedes hacerme eso! — me gritó, su cara tomó color, ya no era tan pálido.

—Sí, sí puedo.

En realidad yo podía dormir en la sala sin problema, solo quería molestar un poco a Nicholas, ya saben, ganar confianza como hermanos.

Nicholas cogió su almohada y se acomodó en el suelo. Satisfecha con el resultado, tomé una manta y me quedé dormida, pero desperté a medianoche. Al abrir los ojos lo vi durmiendo a mi lado, se había escabullido mientras dormía.

—Nicholas... — susurré

—Mmm... — me respondió adormilado

—Debes volver al suelo.

—No. — me respondió tajante

—No me dejas otra opción. — lo empujé al suelo con su almohada.

Volví a dormir, pero volví a despertar. Otra vez, él dormía a mi lado.

—Addazio. — susurré

—Ya voy...— dijo dando un giro para caer al suelo

—Muy bien

Otra vez dormí y desperté. Sinceramente pensé que con tantos empujones ya lo tenía domado, pero no. Nicholas no se cansaba de volver a dormir en la cama, pero esta vez me compadecí. Lo dejé dormir y por fin concilié el sueño. Es raro que no haya tenido ningún sueño esta vez porque según dice Lucas, los semidioses tienen sueños muy vívidos todo el tiempo.

Daughter of the DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora