Capitulo II

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Ya hacía un par de semanas que los Quagmire y Azura eran amigos. Y justo hacía un par de semanas que Azura se había enamorado de uno de los dos chicos Quagmire. El amor era correspondido, pero el problema era que los dos estaban enamorados de ella. Ninguno de los tres se percataba de lo que pasaba. La única que se había dado cuenta era Isadora, que se divertía viendo a sus dos hermanos y a su amiga en esa situación.

Era por la tarde, y los cuatro se encontraban sentados en un banco del patio, hablando, cuando vieron a Carmelita, la niña mas odiosa y repelente de toda la escuela, enseñandoles la escuela a los que parecían ser tres nuevos alumnos. Decidieron acercarse a ver.

⎯ Y esto, Zampabollos, es el patio... Mirad quienes vienen por ahí... ¡los trillizos Zampabollos y su amiguita! ⎯ dijo Carmelita, mirándolos con desprecio ⎯ ¿Que queréis ahora?

⎯ Solo queríamos ver lo que sucedía, Carmelita ⎯ contesto Quigley, mirando a los chicos que acompañaban a la niña ⎯ . ¿Quienes són?

⎯ Són los Zampabollos Baudelaire, los nuevos alumnos. El subdirector Neron me ha pedido a mi, su alumna preferida, que les enseñe la escuela ⎯ contestó, haciendo una mueca ⎯ . Os caerán bien Zampabollos, ellos también son huérfanos como voso... ⎯ no acabó la frase, ya que en ese momento se acercó gritándole a una chica que llevaba un broche parecido al suyo y en ese momento salía de la cafetería.

Los Quagmire y Azura se quedaron con los nuevos alumnos, ya que Carmelita se había ido.

⎯ Buenooo... Yo me llamo Azura Faure-Dumont y estos són Isadora, Quigley y Duncan Quagmire.

⎯ Encantados. Yo soy Violet Boudelaire y estos son mis hermanos Klaus y Sunny ⎯ contestó la mayor de los Baudelaire. Tenía el pelo largo y castaño, con flequillo recto. Su hermano, que no paraba de mirar a Azura, era un poco mas bajo que ella, tenia el pelo corto y desordenado, y llevaba gafas. La tercera de los Boudelaire era una niña pequeña, de pelo rubio y corto.

⎯ ¿Acabais de llegar? ⎯ preguntó Isadora.

⎯ Si, Carmelita nos estaba enseñando las instalaciones. ⎯ respondió Klaus, haciendo una mueca de asco. Todos rieron.

⎯ Y... ¿Que hacemos? ⎯ preguntó Duncan.

⎯ Yo me muero de hambre ⎯ contestó Quigley ⎯ . ¿Vamos a la cafetería?

Todos asintieron y comenzaron a caminar hacia el lugar mencionado. Allí, comieron un poco y hablaron durante un rato. Al terminar el día, todos se habían hecho muy amigos, incluso había habido un enamoramiento más, ya que Klaus Baudelaire le había empezado a gustar Azura, pero ella estaba demasiado ocupada mirando al chico que le quitaba el sueño desde hacía dias.

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