Capítulo IV

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Duncan se quedó observando a Azura y a Klaus unos momentos. No sabía que hacer. Unas pequeñas lágrimas empezaron a derramarse por sus mejillas sin que él pudiera detenerlas. Si no hubiera abierto su estúpida bocaza, seguramente ahora Azura no estaría junto a Klaus, sinó charlando despreocupadamente con él, ajena aún a sus sentimientos. Decidió seguir caminando para ir a su cuarto y no continuar viendo esa escena que le rompía el corazón.

[...]

⎯ Gracias por escucharme, Klaus ⎯ dijo Azura al acabar de contarle al chico lo que le había ocurrido ⎯ . Eres un buen amigo.

⎯ De nada, para eso estan los amigos ⎯ contestó él, con una sonrisa forzada ⎯ . Y... ¿que vas a hacer?

⎯ No lo se... Supongo que hablaré con Duncan sobre lo ocurrido ⎯ dijo mientras se levantaba ⎯ . Luego nos vemos, ¿vale?

⎯ Vale...

Klaus se quedó mirando como la chica de la que estaba enamorado se alejaba por el jardín. Él decidió ir a la cafetería junto al resto d sus amigos. Una vez allí, se sentó junto a ellos.

⎯Hola Klaus ⎯ dijo su hermana mayor al verle ⎯ . ¿Te has enterado de lo que ha pasado con Duncan y Azura?

⎯ No ⎯ mintió él, ya que su amiga le había pedido que no se lo dijera a los demás ⎯ . ¿Que ha pasado?

Las chicas le contaron una versión muy parecida de lo que le había dicho Azura antes. Al terminar, Isadora le recordó que no podia decirle nada a Quigley, ya que él no sabía que a Duncan le gustaba Azura, igual que Klaus hasta ese momento.

Minutos después, apareció Quigley y todos desayunar mientras hablaban de otras cosas. Se levantaron y se fueron a clase.

Amor en PrufrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora