Le explico a Sergi mi opinión sobre algunos sistemas económicos mientras tomamos un capuchino sin leche, siempre creí que ser rico era más o menos eso.
Hay un salón en el noveno piso un poco amplio, lleno de ordenadores, Polymorphic debe tener al menos diez veces más ordenadores que personas, hay dos mesas largas y al rededor trabajadores que tenían un cargo peor que el mío, a los cuales Jameel o Paris convenció para creer que trabajar para mi proyecto es un ascenso y no explotación laboral porque los horarios se hicieron mucho más extensos.
Yo no puedo estar sentada, me altera ver tantos códigos en las pantallas y no rectificar, debo ser el peor jefe del mundo porque tengo mentalidad de buen trabajador.
— ¿Quién es él? — le pregunto a Sergi señalando un tipo al fondo — el que usa corbata.
Hay diez personas por ahora trabajando, yo soy la única que los dirije porque Sergi, Paris y Jameel que a veces están por ahí rondando parecen sólo apoyo moral y de logística, no me quejo a veces demasiadas opiniones me enferman y tal vez por eso estudié informática.
— ¿El chino? No lo sé, pero espero que ya hayas notado que es completamente inútil — responde.
— Creo que en realidad es coreano.
— No me importa, el tipo no sabe nada, ni siquiera crear nodos — Sergi se acaba su capuchino — Lleva como dos horas mirando la pantalla sin tocar una sola tecla ¿Segura que es programador?
— No lo sé, Jameel sólo me envía gente que se le cruza en el primer piso...
— Seguro era el de la caja registradora de la cafetería ¿Hablará nuestro idioma?
— Que racista... Pero hay que echarlo.
— Cada vez pareces más una líder Sarah — se burla — ¿Quieres que lo haga por ti?
— No... Me gustaría reafirmar mi autoridad despidiendolo de forma que todos lo vean, creo que eso intimida.
— No juegues con los sentimientos de la gente amiguita...
Ruedo los ojos y dejo el capuchino en una pequeña mesa alta, el salón es mucho más largo que ancho así que debo cruzarlo, intento enderezar la espalda y caminar como dirigente.
Pero entonces, de repente alguien entra por el marco de la puerta y mi triste intento de caminar como líder queda ridiculizado, Paris aparece, mira al chino/coreano de reojo y sigue por la misma línea recta donde yo estoy caminando.
Es lunes y no la he visto desde el sábado en su auto, decido darle nuestro saludo común que varía entre ¿Qué tal? Sin respuesta o un movimiento con la cabeza.
Pero entra a la pequeña línea de un metro redondo de distancia que tengo como espacio personal y no sólo eso, con la seriedad más intrépida de todo el mundo lleva sus manos atrás de mi nuca y me acerca a su rostro, me besa o nos besamos, no lo sé, debo admitir que es igual de bueno que todos los demás con la diferencia que esta vez comienzo a gritar mentalmente ¡¿Que mierda hace?! Se separa y me mira, me da una de esas medias sonrisas y sigue caminando, hay una puerta al otro lado del salón por la cual desaparece igual que como llegó, de repente.
Quedo con la mirada perdida y siento como todos los once trabajdores, incluido Sergi me observan un rato, cuando doy media vuelta ellos siguen en lo suyo pero seguramente el hecho de que ahora susurren se debe a la conmoción.
Sergi tiene la boca abierta y una mano en el pecho, vuelvo a acercarme a la mesa alta y tomo el capuchino que no acabé.
— Puedo preguntarte... ¡Qué puta mierda fue eso!
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WORSHIP | Lesbian ©
RomanceSarah nunca había conocido a alguien igual, creía en el amor incondicional y las historias con puntos suspensivos, pero entonces apareció ella, tan extraña de querer.