capítulo 7 "medicina para el alma"

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Tic

Tock

Tic

Tock

Las manecillas del reloj nunca se han escuchado tan claras como ahora...

¿Cuanto tiempo tenía ahí realizando el mismo ataque? Dos, cuatro, ocho,¿diez horas? El tiempo le era irrelevante, usaba cualquier medio, cualquier precio y si la situación lo ameritaba... llenaría sus manos de polvo con tal de cumplir sus deseos de venganza y lealtad a su rey.

Miro sus manos manchadas de carmín... de su propia sangre causadas por el constante uso de magia rasguñando contra el muro. Le era gratificante lo cerca que está de utilizarlo y no específicamente con algo tan solido.

— Muy pronto... — se ríe de forma escalofriante — Por fin tendré la dicha de eliminar tu asquerosa existencia que me convirtió en lo que soy...

Sus guardias lo miraban escéptico, en ese estado, lo mas prudente era mantenerse el margen sino querías ser su próxima víctima. Sin embargo, uno de ellos se acerco algo temeroso pero sin perder la compostura llamo su atención

— C-capitán Papyrus, permiso para hablar

Papyrus se detuvo, su gélida mirada capto su atención analizando un breve momento su próxima acción

— Habla

— Una señora vino a entregarle esto - enseñó la canasta

Aunque no demostrase nada, sentía una cierta curiosidad hacia aquel presente, hizo una seña indicando que lo dejara a su vista y sin rechistar el guardia puso la canasta encima de una piedra retirándose no sin despedirse formalmente de su capitán.

Todos en la guardia agradecieron la poca cordura que todavía albergaba en la mente de su capitán.

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— Hace mucho tiempo que no recibo a nadie, no te sorprendas si mi sentido del humor es insoportable — intento reírse de su propia ironía, pero fracasó

Los dedos huesudos del esqueleto golpeaban la mesa nerviosamente. Esperando su respuesta. Su obvia incomodidad se podía oler en el aire

— Creeme, no lo haré — contesto por fin, teniendo compasión del esqueleto

Una diminuta sonrisa de genuina diversión apareció en su rostro, pero desapareció al instante.

— Muy bien... Entonces dime ¿A que viniste? Porque es evidente que eres lo suficientemente poderosa como para pasar mis propias barreras y llegar a mi casa

Tardó un unos segundos en responder la pregunta. Ella no estaba obligada a hacerlo... Sin embargo, debía tomar en cuenta la inteligencia e inestabilidad mental de Ganz junto con la delicada condición de su magia. Lo menos que podía hacer era ser honesta, pero sin revelar todo a la vez

— Siendo sincera — suspira — tengo prohibido mencionar cualquier cosa referente a mi llegada

Ganz resopla decepcionado

— ¿Y que me puedes decir entonces? — apoya su cabeza en su mano —

— ... Te veías triste y sin esperanza

Gztale La Última Esperanza (Fontcest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora