sabio destino

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Miré por la ventanilla del avión. Una nube que recreaba exactamente la cara de mi hija sonriendo.
No pude reacciona, el avión se empieza a sacudir, las luces del fuselaje se apagan, hay un ruido seco. De repente silencio.

Un túnel. Al final, una luz y una silueta. Me acerco. Era mi hija. Había fallecido hace cinco minutos, en un accidente de tráfico.

El destino sabe que no lo hubiera podido soportar tanto dolor.

Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora