Annie y la Cámara de los Secretos

1. Vacations

 
  
VACACIONES

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Annie estaba realmente feliz de volver a ver a sus padres. Después de haber llegado con ellos en la estación, la abrazaron y la llevaron a comer.

Había pasado casi un mes desde entonces. La habitación de Annie había hecho un gran cambio. En una de las paredes, estaba colgado un estandarte de Gryffindor, orgullosa de su casa.

En otra, estaba dispuesta a hacer un mural con sus dibujos y fotos a lo largo de los años. Lo que amaba de las fotos del mundo mágico, era que estaban en movimiento. En ese momento, sólo habían 3 fotos y dos dibujos. Una de las fotos eran ella y Harry, riendo en los terrenos de Hogwarts. Hermione había tomado aquella foto, y se la había obsequiado.

Annie le colocó la fecha en la parte de atrás y la pegó.

Otra, eran los cuatro, sonriendo hacia la cámara, pero Harry se volteaba y la observaba, sonriendo. La castaña sonrió y la pegó.

La última, eran ella y Hermione, en la sala común, frente al fuego, saludando a la cámara abrazadas. Colocó sus dibujos, uno del gran Comedor y otro de el castillo. Annie sonrió satisfecha.

Mientras Annie contemplaba su mural, su madre atravesó la puerta. Quedándose recargada en el marco.

—¿Esas fotos se mueven? —preguntó extrañada. Annie se sobresaltó y volteó hacia su madre.

—Si, las fotos mágicas están en movimiento —le explicó. Su madre se acercó y contempló el mural.

—¿Quieres decirme quienes son tus amigos? —preguntó.

—Bien. Ella es Hermione —mencionó señalando la foto donde salían abrazadas— es muy inteligente, me ayuda con mis tareas de vez en cuando. Ella tampoco sabía nada de la magia como yo. Es mi mejor amiga —sonrió la niña.

—El pelirrojo de ahí es Ron —lo señaló— es muy divertido, y muy buen amigo. Le encantan los dulces y la comida. Tiene muchísimos hermanos, y su madre hace suéteres de esos suavecitos que me encantan. ¡Me regaló uno en navidad! —sonrió emocionada. Fue a su baúl y sacó el suéter Weasley para mostrárselo a su madre.

—Es muy lindo, hasta tiene tu inicial. —comentó su madre, sabiendo que a Annie le encantaban ese tipo de suéteres.— ¿y quién es el pelinegro?

—Ah, el es Harry. —procedió a contarle su historia y el porqué de su cicatriz—. es muy lindo y tierno. Además es súper valiente, salvó la Piedra Filosofal. Me cuida mucho. Trato de que se sienta querido, pues sus tíos con los que vive no lo tratan muy bien. Es mi mejor amigo —finalizó. Su madre sonrió al escuchar las palabras de su hija, y de cómo sus ojos brillaban al hablar de Harry. Ella sabía que no sólo eran mejores amigos, sabía que había algo más. Pero aún así no comentó nada.

—Me alegro de que hayas hecho muchos amigos —habló su madre.

—¡Y hoy es el cumpleaños de Harry! Pero quiero darle su regalo en persona —comentó pensativa la niña.

—De acuerdo. Vamos a comer, que ya va a llegar tu padre —ambas bajaron a la cocina, donde escucharon a su hija hablar de todo lo relacionado a la magia, y sobre todo, de Harry Potter.