capitulo 12

737 45 0
                                    

Después de que Amanda se calmo, decidimos ir al parque. Prácticamente tuvimos que correr para evitar que Sandra nos abordara con preguntas. Al parecer, Alex no negó nada de su “condición”. El parque queda a solo cuatro cuadras de nuestras casas, no muy cerca, pero tampoco tan lejos. Ya empezaba a hacer calor cuando nos sentamos en un banco cerca de la fuente central, donde el agua salía por la boca de un delfín.

Cuando le pregunte qué había pasado en su casa, se echo a reír.

        --mamá estaba tan dormida que no se dio cuenta. ¿Cómo no pudo escuchar su jarrón rompiéndose? Yo llegue cuando se rompió, y te puedo jurar que salte por el sonido-- 

Reí --¿y Alex que le dijo cuando despertó?-- 

        --le dijo… ¿desde cuándo le dices Alex?--  me dio una mirada inquisitiva –como sea. Le dijo que Logan se había caído, y después se fue. No volvió sino hasta dos horas después. ¿Adónde habrá ido?-- 

  Algo en su pregunta me hizo entrecerrar los ojos hacia ella. Parecía no conocer la respuesta, pero a la vez la sospechaba.

        --estuvo en mi casa--  le dije –se quedo para no ir todo Rambo contra Logan-- 

Amanda asintió –lo supuse. ¿Y qué hicieron los dos? eh, picarona, ¿Qué hicieron?-- 

        --nada. El solo se comió mis galletas-- 

        --si, claro. ¿Ese es un nuevo código para: me lo comí a besos y después fuimos a mi cuarto?-- 

        --¿Qué? ¡Claro que no!--  chille  --además, estaba Josu ahí-- 

        --o sea, que si no hubiese estado ¿lo habrías hecho?-- 

        --dios, Ami, ¡no!-- 

Amanda rio –tranquila, solo fue una pregunta. Además, mi hermano ha estado mucho tiempo contigo, eso ya se ve venir-- 

        --¡eso no es cierto! Solo ha estado…--  me calle, contando las veces que ha estado conmigo. Eran más de las que quería decir  --lo que sea. Deberíamos irnos, parece que va a llover-- 

Y efectivamente, de las nubes salieron tremendas gotas. Y muy frías. Soltando risitas, corrimos hacia nuestras casas. Pero estaba lloviendo tan duro, que cuando llegamos estábamos empapadas. Amanda corrió a su casa y yo a la mía. Cuando entre, y mi padre me vio mojada, corrió a buscar toallas. Poniendo una a mí alrededor, me arrastro al baño. Los dientes me castañeaban y tenia tanto frio que pensé que moriría por hipotermia.

        --a la próxima, llévate un paraguas--  me metió bajo la regadera, con todo y ropa –échate suficiente agua caliente. Iré a prepararte chocolate caliente-- 

        --gracias, pa--  le dije cuando el ya llegaba a la puerta. Se giro, sonriéndome.

        --de nada, pequeña-- 

Me eche un baño caliente, sin la ropa claro, lo que fue un alivio para el frio que amenazaba con consumirme. Cuando sali de la ducha, descubrí que mi padre ya me había llevado ropa. Sonreí mientras me vestía. Al salir, fui directo a la cocina. Joshua me rodeo con sus manitos, como siempre hacia cada vez que me veía. Alzándolo en brazos, me senté con él en una silla. Papá, al verme, puso una taza frente a mí.

        --¿ya se te quito el frio?--  pregunto, mirándome fijamente con sus ojos verdosos.

Asentí, tomando un trago de chocolate. No era como el café, pero casi igual.

        --¿vas a ir a trabajar así?--  pregunte.

Negó –tendría que conseguirme una canoa para poder llegar. Le mande un mensaje a mi compañero; él se encargara-- 

        --ok--  terminándome el chocolate, me levante, con Josu en mis brazos –me voy a acostar un rato-- 

        --¿te sientes bien?--  pregunto, preocupado.

        --si, solo iré a acostarme. ¿Quieres ir conmigo, Josu?-- 

Cuando mi hermanito asintió, nos fuimos a mi cuarto. Nos lanzamos a mi cama. No me preocupe si la almohada se mojaría por mi cabello, solo de Josu.

        --tu cumpleaños es en una semana. ¿Qué quieres como regalo?-- 

Josu se acomodo a mi lado –una torta-- 

        --bien. ¿Una torta de qué?-- 

        --de fresas y chocolate-- 

Sonreí –entonces tendrás tu torta-- 

Iba a tener otra cosa aparte, pero era una sorpresa. Acaricie el cabello de Josu hasta que sentí que se había dormido. Joshua podía dormirse hasta en el suelo. Donde le diera sueño, hay caía. Siempre he estado detrás de el por eso, y si no soy yo, es Amanda. Pero nunca lográbamos nada. El solo se reía cuando se despertaba en un lugar diferente. Después de un rato, y aun sonriendo, me comencé a caer dormida. 

Mi pequeño mentirosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora