Capitulo I -Azul

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-¡Hola Azul!- exclamó una voz femenina.

Giré mi cabeza para ver quien me saludaba y era la chica de ayer, al acercarse se escuchaba muy agitada y se sostuvo en mi hombro.

Recién había entrado a una escuela de música, la chica se encontraba en mi salón, tenía estatura promedio, cabello castaño y rizado y piel blanca, con ojos oscuros y cabeza ovalada.

-Perdón- me dijo entre risas. -me llamo Esther, disculpa si no me había presentado antes... mucho gusto, tú eres Azul ¿verdad?.

Los estudiantes salían de la escuela, unos a prisa, otros lentamente y demás jugando y bromeando con sus amigos, ese sonido era para mí deprimente, no recordaba la última que había salido de la escuela entre risas con mis amigos, solo deseaba irme.

-Eh... si, mucho gusto- respondí con una sonrisa fingida.

-Estamos en la misma clase, ¿qué gran sorpresa verdad?- respondió ella.

-Sí, me sorprendí mucho entrar y verte ayer.

Puedo sentir una energía alegré en ella, quizás y toda su vida se ha envuelto en felicidad.

-¿Qué edad tienes?- preguntó sonriendo.

-Tengo 14, mañana cumpliré 15 de hecho- respondí entusiasmado.

-¿Ah en verdad?- preguntó.

-Sí- respondí tímidamente. - ¿y tú?.

-¡Qué genial!- respondió elevando la voz. -yo 18, veo que aún no le hablas a nadie, ¿verdad?

-Eh...no, no soy muy bueno haciendo amigos- respondí con la cabeza agachada.

-¡Ah! Pronto eso cambiara, ya lo verás... yo también era así de niña, pero aprendí a superarl...

En la otra acera se escuchó el claxon de un carro y en el había una persona, parecía mujer, a través de los vidrios, se veía la silueta de alguien con una coleta, pero no alcancé a ver bien.

-¡Ah! Ya tengo que irme, nos vemos mañana, ¿amigos?- preguntó ella con la mano extendida.

Sorprendido por su pregunta respondí devolviéndole el gesto boquiabierto.

-Nos... vemos- respondí torpemente.

-Me voy, ¡un gusto conocerte Azul!- respondió redoblando a la izquierda a donde se encontraba el carro con la persona esperándola.

Regresé a casa con una sonrisa en el rostro de oreja a oreja.

-Ella se animó a hablarme, y mañana también la veré, esperó podamos seguir hablando más y ser los mejores amigos- pensé fantaseando.

Al llegar a mi casa salude a mamá y le dije como estuvo mi día, le platique sobre la chica nueva y las materias que me tocaron hoy, después me dijo que me sentara a comer.

Al terminar me fui a mi cuarto a hacer tarea, mi madre había salido con unas amigas así que estaba solo, decidí abrir la ventana porque hacía mucho calor y vi de nuevo una sombra negra espiándome desde un árbol, otra vez quise negarlo diciendo que solo era mi imaginación pero sabía muy bien en el fondo que no era así, pensé que si seguía viendo eso llamaría a la policía pero desapareció.

Continúe haciendo mi tarea hasta que anocheció, el viento rugía con fuerza y las ostentosas nubes grises cubrían la luna y su resplandor, apenas lograba verse una pequeña aureola de luz.

Preferí dormir sin ir a cenar, apagué la luz y cerré los ojos.

Abrí los ojos pensando que era de mañana pero no fue así, desperté en un lugar muy oscuro, era una habitación totalmente negra con espejos por doquier, además de que era muy helada, tampoco había nadie. Caminé por horas o eso creía yo, aunque todo estaba igual, solo espejos alrededor como si este lugar no tuviera un final, pronto me estremecí y desesperado corrí por esa habitación tan extraña, pensaba que todo eso era un sueño.

CorrupciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora