Capítulo III -Espectro

12 3 0
                                    

En domingo por la mañana suelo despertarme tarde, casi nunca lo puedo hacer ya que mi mamá no me lo permite, ella dice que hay que levantarse temprano para que rinda más el día.

Quedé de verme con Esther a la 1 de la tarde en Oosterpark. Es un parque muy amplio, lleno de flores, y árboles muy altos, muchas aves volando y saltando entre las ramas, mariposas entre el pastizal y sus flores, bebiendo de su dulce néctar y ardillas corriendo corriendo por agujeros, jugando entre si.

Mi casa está cerca del Oosterpark, a unos 15 minutos caminando así que no tengo prisas por irme muy temprano, a unos 20 minutos por si me retraso en algo.

Al llegar al parque me encontré con Esther en la entrada, llego más temprano de lo acordado, tal vez no le guste ser impuntual o tuvo que ir a un lugar antes y no se demoró tanto.

-Hola, ¿cómo estás?- pregunté saludándola de beso en la mejilla.

-Muy bien gracias- contestó sonriendo. -¿y tú?

-Bien gracias, ¿y eso que llegaste temprano?

-Ah es que no me gusta llegar tarde a un compromiso, prefiero llegar más temprano por si las dudas- respondió ella.

-Justo eso pensaba.

-Bueno hay que entrar, ¿Qué te gustaría hacer?- preguntó mientras caminaba a la entrada.

-Pues... hay que acostarnos un rato dentro de Oosterpark y platicar, algo relajado, ¿te parece que después vallamos por una bebida?.

-Muy bien al rato vamos por una- respondió ella.

Entramos al parque y lo recorrimos por completo, después buscamos un lugar cómodo para sentarnos y platicar, el canto de los pájaros lo hacía un lugar más agradable.

-Oye... ¿Cómo está Cosmo?- preguntó Esther.
-Él está bien, se está curando, mi mamá me dejo tenerlo con una condición.

-¿Cuál condición?- preguntó intrigada.
-Me dijo que si quería conservarlo tenía que hacer todo el quehacer de la casa por un largo periodo de tiempo y que no quería sus desechos por la casa.
-Sus dese... ¡ah! Ya, tendrás que hacerlo para poder conservarlo.

-Si... me da pereza, pero vale la pena por tener una mascota, en especial a un gato- respondí lleno de alegría.

-¿Y cómo te la has pasado este fin de semana?, ¿Cómo te sientes en tus primeros días en la escuela?, ¿Qué hay de la chica llamada Luna?- preguntó Esther.

-Aburrido, no he hecho mucho, mi tarea, me puse a practicar con el piano y el canto, quehacer. La escuela es pesada después de no haber asistido por un largo periodo de tiempo, y que te digo... no he hablado con Luna desde aquel día, ¿tú?, ¿cómo te la has pasado?.

-Así es, es extraño al inicio pero después agradable, y no me quejo- respondió ella entré risas. -fui ayer de compras con mi mamá, fue divertido además vi a un chico muy guapo.

-Deberías concentrarte más en los estudios- le dije. -y... ¿cómo era el chico?

-No te incumbe- respondió girando su cabeza.

En ese momento pasaron muchas patrullas alrededor del parque haciendo sonar la sirena.

-¿Por qué habrá tantas patrullas?- pregunté preocupado.

-No lo sé, mejor hay que irnos de este lugar antes de que algo malo suceda- respondió Esther serenamente.

Intentaba aparentar como si nada malo pasará o simplemente no sentía preocupación alguna.

CorrupciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora