Milla siete.

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Sólo porque hicieron un programa piloto, es decir, el primer episodio del programa, no significaba que Hannah Montana vería alguna vez la luz del día. Muchos ejecutivos tenían que decidir si era lo bastante bueno. Si lo aprobaban, entonces lo 'elegirían'. Aquello significaba que grabaríamos más episodios y el programa saldría al aire, que era lo que todos queríamos. Ya estábamos de regreso en Nashville cuando recibimos la noticia de que Hannah Montana había sido electo para treinta episodios. Disney quería que yo estuviera en Los Ángeles en siete días ¡Siete días! Mi mamá no quería cortar las raíces de lafamilia entera sin colocarnos en algún sitio que pudiera sentirse como un hogar. Ella no quería que la mudanza fuera brusca o que pareciera un sacrificio para mis hermanos. Mi mamá es así. No es del tipo de persona que se deja seducir por Hollywood o por la idea de que yo sea una estrella. Siempre piensa en la perspectiva general. En toda la familia. En cómo podemos ser estables y normales. Mamá entro a Internet y compró la casa más pequeña que pudo encontrar en La Cañada. Así de simple. Como si fuera una camiseta de un catálogo. Mamá es muy del siglo XXI.

Una de las primeras cosas que hicimos cuando llegamos a Los Ángeles fue acudir a las oficinas de Disney a dar las gracias. Almorzamos con mis agentes y después fuimos en convertible a los estudios de Disney. Mi papá y yo siempre conducíamos cuatrimotos alrededor de nuestra granja, al estilo de la clase inculta del sur de Estados Unidos. Está era un experiencia opuesta por completo. ¿Acaso no lucía glamorosa en mi automóvil convertible? Una estrella de televisión de camino a agradecer a los productores. Excepto cuando entré a la oficina de Gary Marsh y una expresión de horror cruzó su rostro. ¿Qué te sucedió?, me pregunto. El hecho de pasear en el convertible me había despeinado Lo había teñido de un extraño tono rubio. Me habían sacado dos dientes, Y, oh si, los aparatos de ortodoncia. Tenía aparatos de ortodoncia. No era un aspecto agradable. Me caí demasiado pronto de la nube. El cabello volvió a ser castaño, me quitaron los aparatos de ortodoncia y me pusieron unas pequeñas placas con dientes falsos para tapar los huecos mientras crecían mis dientes definitivos. Ésa fue mi primera ventaja como estrella de televisión: tener una excusa para deshacerme de mis aparatos de

ortodoncia. Después de que me 'arreglaron' aún había más logros por alcanzar antes de comenzar a grabar la serie. Teníamos que conformar mi guardarropa. Tuve que asistir a un estudio para grabar la música de toda la primera temporada. Oh, y tenían que prepararme para utilizar pelucas. La peluca del programa piloto era una especia de broma. Ahora tendría pelucas reales y costosas que fueran moldeadas a mi cabeza. Si ustedes nunca han experimentado el ajuste de una peluca, déjenme decirles que no es tan glamoroso. Te ponen una gorra de peluca, que es como una gorra de natación hecha con una media; después le pegan cinta adhesiva todo alrededor hasta que adquiere dureza, y luego usan eso para crear un molde. Una vez hechas con pelucas, comenzamos a grabar la serie. Poco después hubo una fiesta en el estudio para celebrar la presentación del programa.

Emily y yo llevamos vestidos negros. Estábamos muy emocionadas por ver la versión final del programa piloto, la versión que millones de espectadores verían por Disney Channel. Eso esperábamos. El programa fue mucho mejor de lo que yo esperaba que fuera. Dices un diálogo seis veces, sesenta veces, y terminas por no tener idea de cuál elegirían en la sala de edición, cómo sonará y como te verás al decirlo. Cantas una canción en el estudio y sólo puedes imaginar cuál será el resultado con la producción de sonido y la sincronización con el movimiento de tus labios. Pero ahí estábamos, en la pantalla. Yo, papá y todos mis nuevos amigos. Tengo que decir que en ese momento pensé que éramos fabulosos. Sin importar lo que sucediera, ese momento era mío y nunca lo olvidaría. Al día siguiente fui a un parque de diversiones con mi tía. Ni siquiera pensábamos en el programa. No teníamos idea de los índices de audiencia. No se nos ocurrió que la gente había visto mi cara en la televisión la noche anterior. Caminábamos hacía la montaña rusa cuando unas chicas de dieciséis años de edad corrieron hacia mí para pedirme un autógrafo. ¡Yo ejecute un salto mortal hacía atrás de puro gusto en mi interior! ¡Claro!, les dije, con entusiasmo que estoy segura que asusté a mis primeras admiradoras (que eran más altas que yo). En ese momento me di cuenta de que Hannah Montana no era sólo un nuevo empleo que yo adoraba. Había gente allá fuera que nos veía, gente real que me

reconocía en la calle. Ya no era sólo Miley Cyrus. Llevaba a Miley Stewart y a Hannah Montana conmigo. Era extraño, era genial. Yo tenía doce años de edad. ¿Alguna vez han practicado su firma en cuadernos de la escuela o mientras hablan por teléfono? Yo sí. Una página tras otra donde se supone que debía tomar notas, están todas cubiertas con mi nombre, acompañado por todo tipo de garabatos y floreos. Sabía cómo firmar con mi nombre pero ¿qué otra cosa quería decirle a esas chicas, mis primeras admiradoras? Pensé en lo que me hubiera gustado escuchar cuando sólo era una de las cincuenta aspirantes a Hannah Montana que aguardaban con nerviosismo en aquella sala de espera. Pensé en lo que me hubiera gustado escuchar cuando me encontré sola en el baño de la escuela y me sentía tan desesperada. Pensé en lo que a mi pez le hubiera gustado escuchar cuando su mejor amigo mordió el polvo. Ahora sabía con exactitud lo que quería escribir. Me tomé mucho tiempo con esas primeras seis firmas y me aseguré de hacerlas a la perfección. ‪

Miles To Go (Miley Cyrus) EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora