«UNA SEMANA DESPUÉS»
Pareciera que Punzie tenía la vida perfecta, pero no era así. Sus amigos eran leales, pero nunca sabrás si eran falsos por su doble cara. Sus familiares eran amoroso, pero no lo sabrías en verdad por su modo de ser a veces. Los contactos de internet y amigos lejanos eran extraños y en ellos podías definir un sin fin de identidades solo por ver su foto de perfil o sus posts sin sentido aparente.
Etiquetas, etiquetas. Malditas etiquetas. Todos estamos etiquetados por quienes menos nos lo esperamos. Así es de marginal la vida en la Tierra, pero que dicha.
En el caso de Rapunzel, ella era un marciano.
—¡Cariño, a desayunar! —Ordenó su madre desde la cocina, al tiempo en que la rubia bajaba sin ánimos de patear una piedra ése día.
—Ya voy... —dijo ronca arrastrando las pantuflas de conejo.
Arianna al escuchar ése tono de voz, fue hacia donde su pequeña rubia y le cogió el rostro. La inspeccionó con el tacto rápidamente.
—¿Estás bien, hija? —preguntó preocupada.
—Siento que me arrolló un camión —se quejó ella—. No quiero ir hoy a la escuela.
Se recargó en el pecho de su madre y le abrazó la cintura.
—Mami, siento que muero...
—No digas eso, Raquel —le acarició su melena rubia—. Ven, desayuna algo y después podrás ir a la cama otra vez. ¿Te parece?
—Claro.
Arrastró las pantunflas con pereza y sentía que su cuerpo pronto caería. Se sentó frente a su hermano menor, el cual, la observó con horror infinito.
—¿Te caíste de la cama o así siempre ha sido tu cara detrás de todo esos malditos kilos de maquillaje? —preguntó con la boca llena.
Rapunzel frunció los ojos y le sacó la lengua. De no ser por la presencia de su madre, le hubiera hecho otra seña obscena. La televisión se escuchaba al fondo en el noticiero, Rapunzel prestó atención.
—Y en otras noticias, la séptima novena cuarentena ya esta rozando las calles de Oregon, en una semana las clases serán suspendidas a nivel nacional para su chequeo y traslación asegurada a fueras de la ciudad, se dice que el presidente trató de negar la entrada pero le fue imposible ya que era requerida si no quería heredar hijos con diferente orientación. Ya saben la tradición de ésta hospitalidad.
Rapunzel tomó el control remoto y puso las caricaturas, no quería escuchar nada que tuviera que ver con la cuarentena. Ya tenía mucho en la cabeza y ahora no quería entrometerse con los temas globales de ésa estúpida ley. Tan pronto estuvo rabiosa, lo cansada se le subió demás y quiso golpear algo con mucha desesperación.
—Princesa, ¿quieres tus waffles con miel o mermelada?
Le sonrió de lado al escuchar la pregunta en un tono suave, como sólo su madre lo sabría decir.
—Ambas, mami.
Se llevó los mechones detrás de las orejas y aplastó su frente contra el frío mármol de la mesa. Quería llorar.
. . .
—Punzie no vendrá hoy —anunció Mérida llegando a la reunión de amigos sentándose ahora a un lado de Jack.
—¿Por qué? ¿Te lo dijo? —indagó Eugene curioso.
—Amaneció con la garganta inflamada —contestó Mérida y después se extrañó—. Oye, tú eres su novio, ¿no debió decírtelo a ti primero?
ESTÁS LEYENDO
Rainbows [Editando]
FanfictionLa sociedad creía que era una enfermedad, como la gripe española o algo peor. Se hicieron campañas contra aquel "virus" que llamaron LGBT. Lo que nadie sabía, es que esto no era una enfermedad, por ello ni el doctor o científico bien pagado podría e...