Suero y agujas.
Suero y agujas.
Suero y más agujas.
Pinzas y agujas.
Enfermeros y más enfermeros.
Una muerte segura y un electrochoque.
Esa misma noche, Moana se despertó gritando a mitad de la antes mencionada, y su madre irrumpió en su habitación para ver qué era lo que pasaba.
—¡Las agujas volvieron! ¡Hay muchas agujas! ¡Quitalas! ¡Aléjalas de mi! —gritaba tanto como podía, cuanto su voz se lo permitiera. Sina, su madre, trató de calmarla.
—Moana, aquí estoy —decía tan tolerable pero Moana no dejaba de gritar con esa misma euforia con la que había despertado—. ¡Moana, basta!
—¡Voy a morir!
Una enorme y dolorosa bofetada por parte de su madre le hizo caer de nuevo a la cama. Sina jadeó y la acogió tan fuerte en sus brazos. Moana lloraba tanto como sus retinas se lo permitieran.
—Mamá... mami tengo miedo.
—Lo sé, mi amor, lo sé. Tranquila... solo fue otra pesadilla.
Una pesadilla de tantas que Moana tenía desde los seis años. Miraba frenéticamente la habitación, como si ésta se fuese a desmoronar y se aferraba con miedo a Sina. Su única y estable protección en aquellos momentos.
•••
En otra parte de la ciudad, Punzie miraba desde una cama la oscuridad que se comía a la blanca pared del tejado, y como el silencio era interrumpido por la música de abajo. Se sentía incompleta en aquellos momentos, a pesar de estar bien acompañada.
Miró a su lado y vio a su novio plácidamente durmiendo. Pasó su mano por encima de su cabellera y éste suspiró entre sueños. Sin más preámbulos, Punzie se levantó y cogió sus bragas del suelo, se las puso y en seguida las demás prendas.
Abrió las llaves del lava manos y se lavo las yemas. Se miró al espejo y observó el desastre en el que se había convertido durante todos esos años.
—¿Alguna vez intentaste cosas nuevas? —recordó la charla entre ella y Mérida.
—Sí, limpiar mi habitación -dijo Punzie.
—Hablo enserio, Punzie —respondió riendo—. No sé, como escalar una pared o tratar de acabarte las espinacas.
—En primera no soy una araña, y ni un marino.
—¿Pero has tratado?
¿Había tratado? Si hubo un intento, no lo recuerda en lo absoluto. En sus últimos dieciocho años solo tiene fríos recuerdos de cómo era su falsa Yo; no había buenos recuerdos, según ella, solo intentos fallidos de ser alguien que no era en la vida. Le costaba ser ella misma desde el tercer grado de primaria, y eso sabia reconocerlo perfectamente.
Bajó a la sala, donde chicos drogados hasta la ceja y borrachos hasta la conciencia, se encontraban lanzando un balón de fútbol americano. Rapunzel no tomó importancia pues sabia que ésa bola de tipos tenían sumo cuidado en la casa de uno de sus mejores amigos. Caminó hacia la cocina donde olía a licor y yerba, sintió su lengua aún más pastosa. Buscó un vaso de desechable rojo, seguido el garrafón más cercano y se sirvió agua. Dio un gran trago y sintió la lengua fría después.
—¿Te estas divirtiendo?
Punzie giró asustada con las mejillas llenas de agua. Tragó duro y terminó riéndose con el albino.
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Rainbows [Editando]
FanficLa sociedad creía que era una enfermedad, como la gripe española o algo peor. Se hicieron campañas contra aquel "virus" que llamaron LGBT. Lo que nadie sabía, es que esto no era una enfermedad, por ello ni el doctor o científico bien pagado podría e...