alcoyano anota- luimelia

sin respirar

Las luces empezaba a atenuarse y la música a subir su volumen lo que daba a entender que el show estaba por comenzar, un show especial de Amelia para el amor de su vida.

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La música y el cuerpo de Amelia en el escenario moviéndose al ritmo de esa erótica melodía, creaba un ambiente totalmente paradisíaco y la espalda semidesnuda de la morena se veía para Luisita como el mejor destino para morder y besar en ese momento, que aún con su carácter inseguro y temeroso sentía todo el deseo del mundo por esa morena que desde hace mucho robaba su sueños y que la desestabilizaba completamente.

Amelia subía y bajaba sus manos por todo su cuerpo y de vez en cuando daba una mirada coqueta por encima del hombro a su amada. El deseo y la perversión crecía cada vez más en luisita y esa mirada tierna e inocente pasó a ser una mirada llena de lujuria y deseo por el cuerpo de la bailarina, quien iba haciendo unos movimientos más atrevidos y bruscos influenciados por la mirada de su, ahora, lujuriosa novia.

Amelia descendía al suelo y subía sacando su perfecto trasero y tocando sus delirantes curvas provocativamente haciendo que solo con esa imagen luisita temblara. Puso sus manos detrás de su cuello, agarrando los tirantes que sostenían su vestido y de la forma más caliente y profesional el vestido terminó en manos de Luisita.

-Oh, Joder amor-. Amelia vestía unas bragas negras y un corsé que marcaba su figura a la perfección. Luisita ya no podía ignorar el calor que sentía cerca a sus muslos, un calor que pedía a gritos ser mitigado por la morena que se movía de la forma más caliente jamás vista y que se movía sola y exclusivamente para ella, para su novia.

Amelia tocaba su cabello, apretaba sus senos sobre el corsé y mordía su rojos labios mientras miraba a luisita como un postre que pronto sería comido, sonreía maliciosamente al ver como luisita, con la boca entreabierta, miraba cada uno de sus movimientos y se movía en su silla como si está quemará, la mejor de las señales para continuar.

Con su mirada provocativa y mordiéndose el labio fue bajando del escenario, el sonido de los tacones rumbo a, la ya emocionada, Luisita hacia que su corazón latiera con rapidez y que una pequeña húmeda sensación de hiciese presente en el cuerpo de la más joven. Amelia parada frente a ella sonrió.

-yo...- shhhh cariño- Amelia puso su dedo sobre los labios de Luisita quien ahora tenía la respiración completamente agitada, su pecho subía y bajaba y esto a Amelia la ponía a mil. cogió la cuerda que apretaba su corsé y siguiendo el ritmo de forma casi tortuosa fue soltándolo dejando ver sus pechos prisioneros de un sujetador de encaje negro que hizo que luisita se mordiera los labios.
Con una voz ronca que hizo que Luisita cerrará  lo ojos Amelia le pregunto: - ¿Me podría ayudar señorita Gómez? - se sentó sobre las piernas de la rubia quien sin poder articular palabra simplemente hizo un sonido con su boca que más que una confirmación era una invitación desesperada para Amelia a seguir.
Luisita, como pudo, fue desabrochando el sujetador de la morena quien se movía sobre ella en un vaivén erótico y altamente excitante para la pequeña Luisi, quien aguantaba para no soltar pequeños ruiditos involuntarios y reveladores.
El sujetador paso a ser parte de ese vestido olvidado en el suelo pues las dos estaban demasiado concentradas, la rubia en el cuerpo y movimientos de la morena y está  en las reacciones que tenía su novia frente  a sus provocaciones. Amelia se inclinó hacia atrás dándole a su amor una perfecta vista de sus pechos e invitándola a que tocará y disfrutará lo que, aunque sin aún decirse, estaba más que estipulado que era completamente suyo.

Un pequeño gemido salió de la boca de Amelia al sentir a su "inocente" novia estrujando sus senos desnudos y besando su cuello poniendo más que claro que aunque tímida siempre cedía ante los encantos de su novia.

Aunque disfrútalo  mucho el show  debía continuar,  Amelia se levantó lentamente del regazo de su amada y con una de las miradas más calientes dirigida a Luisita fue bajando lentamente de su pequeña braga, esto fue el paraíso para la rubia quién con sus bragas ya completamente húmedas se mordió los labios y con una mirada oscura, llena de deseo le suplicaba silenciosamente a Amelia que le ayudara con su palpitante centro. Amelia no era indiferente a esto pero quería que su rubia no pudiera con la desesperación de tocarla y por eso estando a punto de quitarse la braga se detuvo, río maliciosamente y subió al escenario.

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