capítulo 1

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Era un viernes de abril, el viento soplaba ferozmente de este a oeste, moviendo con gran velocidad las ramas de los árboles, colosos ancestrales llenos de hojas verdes, con tallos pintados de un añejo color café, hogar de cientos de criaturas, con cierta dificultad se podía observar como poco a poco las pequeñas avecillas empezaban a volar hacia sus nidos, encontrando en ellos, paz y consuelo, reencontrándose con su familia, que contentos los recibían con armoniosas melodías, el cielo pintado por un hermoso azul oscuro era iluminado por muchas, muchas estrellas grandes y pequeñas, que le brindaban majestuosidad al mismo, Sofía estaba sentada en la grama que adornaba el piso del jardín de su casa, desde ahí, admiraba la belleza del mundo al natural.

-Sofía-Gritó su madre-te espero en el auto, tienes cinco minutos para estar ahí-dijo la mujer mientras caminaba con elegancia hacia el lujoso automotor.

-¿Estas segura que quieres llevarme?-Pregunto Sofía esperando que la respuesta de su madre fuera un no rotundo.

--Ya te he dicho algo-dijo su madre en tono arrogante-¿podrías por una vez en tu vida obedecer sin renegar?

*Habla Sofía*

Como de costumbre en cuaresma, fui con mi mamá a la iglesia, odio esta maldita rutina, odio asistir a misa, escuchar el mismo sermón aburrido del sacerdote todos los años, para mi desgracia mi familia es devota católica, Por lo cual se supone que yo debo seguir todos y cada uno de los 10 mandamientos, lo cual es muy duro considerando que tengo 19 años y me gusta divertirme a lo grande, además aunque mi familia desde pequeña me ha obligado a vivir según la doctrina católica debo confesar que soy atea No puedo creer en un Dios Salvador del mundo Habiendo tanta injusticia en él, habiendo tantos inocentes en las cárceles y tantos asesinos sueltos, tantos niños enfermos y tantos delincuentes sanos. Me dicen que existe un Dios que todo lo puede, todo lo ve, todo lo sabe, todo lo cree, todo lo espera Lo siento mucho pero yo no puedo creer en él.

Mientras el chofer manejaba concentrado en la carretera, mi madre verificaba que su imagen estuviera intacta, era de gran importancia que su aspecto de gran señora se mantuviera vigente, sobre todo porque en aquella iglesia se reunía la alta alcurnia del refinado residencial en el que vivíamos, yo, yo simplemente seguía enamorada del cielo, deseando ser libre como las avecillas que en el vuelan, llegamos a la iglesia rápidamente, demasiado veloz para mi gusto, justo en el atrio de aquel lujoso templo, se encontraba el padre Javier, vestido de casulla morada adornada en el centro por gloriosas cruces doradas, símbolo máximo del cristianismo, aquel hombre de pintorescas canas ofrecía a sus oyentes, el mismo Sermón de cuaresma del año pasado, por difícil que parezca, me he aprendido todos sus sermones, y puedo apostar que no hay uno solo que no me sepa de memoria, camino por el interior del templo detrás de mi madre, intentando ignorar todas las miradas que sobre mi caen, los detesto a todos, son una manada de mojigatos, justo en al llegar a la tercera banca, mi madre saluda a dos jóvenes, una igual a la otra, si, son gemelas.

-Sofía, ¡saluda a tus amigas!-Ordena mientras me mira con una delicada sonrisa en su rostro.

Aunque detesto aquel lugar y todos los presentes, decido obedecer, y opto por saludar hipócritamente a mis excompañeras de primera comunión, aunque intento mantenerme al margen del mal comportamiento, fue cuestión de tiempo para que la misa empezara a aburrirme, por lo cual decido sacar el móvil, pero mi alegría duro poco, pues mi madre se dio cuenta del uso del aparato electrónico en cuestión de minutos.

-Niña-dijo en voz baja-guarda eso por favor-susurro mi oído mientras intentaba mantener su estilizada postura.

Al instante obedezco, es definitivo al menos en ese momento no deseaba crear un escándalo, sin embargo reconozco que ser hija única y de una familia tan renombrada no es nada fácil, en público debo comportarme como la dama de sociedad, que no soy ni sueño con ser, al terminar la misa el sacerdote indica qué va a proceder con la procesión del vía crucis, justo en ese momento llegó corriendo cual alma huyendo de las garras del dueño de las oscuridades, un elegante moreno, alto, de pelo un poco largo color negro, con una única línea de cabello color plateado, que confirmaba su mediana edad, llevaba la sotana color negra en la mano, debo confesar que llamó mi atención al instante, su físico era impresionante, nunca pensé que sería un nuevo sacerdote, al verlo correr con la sotana en la mano pensé que se la llevaba al padre Javier, pero al llegar al altar, le dio la mano al viejo cura y se colocó el vestido encima, escuche más de algún suspiro a mis espaldas, definitivamente no solo yo me había dado cuenta de lo guapo que estaba el curita, el padre Javier tomó el micrófono, para presentar a aquel nuevo individuo a toda la feligresía.

-Hermanos, antes de que empecemos con nuestra santa procesión, quiero presentarles a alguien-dijo señalando al hombre que tenía a la par-él va a estarnos apoyando en nuestra parroquia, él; David, es un sacerdote con trece años de experiencia, y ahora estará con nosotros, apoyándome a mí que cada día estoy más viejo y enfermo-hizo una pausa para sonreírle a David, al mismo tiempo que ponía su mano derecha en el hombro del nuevo religioso- David, será de gran utilidad para el cumplimiento de los deberes pastorales de esta parroquia.

Las estúpidas beatas que llenaban la iglesia aplaudían y daban gracias al cielo por el nuevo pastor que llegaba a cuidar la fe de aquel rebaño, retorcí mis ojos después de tan tonto agradecimiento, de la sacristía cuatro hombres salieron cargando la imagen del nazareno llevando sobre su espalda una cruz de madera, todos hicieron un tipo de reverencia que obviamente yo no hice, justo después salió por la puerta principal la imagen de Jesús para que posteriormente saliera toda la comunidad de la iglesia, los dos sacerdotes iban acompañando aquella procesión y de no ser por sus vestidos negros Se perdían dentro de la multitud.

-Deja de ver al padre David! Sofía!-dijo mi madre muy molesta al notar que mis ojos no hacían más que fijarse en el cura recién llegado.

-No es que sea el anticristo-dije riendo-pero ese esta bueno para padre... pero de tus nietos- murmuré en silencio, mientras caminábamos como ovejas detrás del tuco dela imagen del unigénito de Dios

A mi madre le tomo menos de 30 segundos entender la referencia y voltearme la cara de una bofetada, la cual no fue escuchada por el ruido de los músicos que acompañaban la procesión, la mire y solté una risa burlona, mi mamá se enfureció más y tomo con fuerza mi muñeca, continúe riendo, sabía que eso la llenaría todavía más de furia, otra vez alzó su mano para abofetearme, cuando en eso fue detenida por el brazo fuerte revestido de tela negra del nuevo sacerdote.

-Discúlpeme señora, no sé qué haya hecho su hija, pero no es el momento, ni el lugar para castigarla.

Mi madre soltó el agarre y como era de esperarse pidió perdón a aquel hombre de vestido, lo mire directo a sus ojos negros como la noche misma, y de una manera un tanto burlona le agradecí, él se marchó y me dejo con mi tormento, los incriminantés ojos color verde de mi progenitora, me observaban reclamándome respeto, sonreí falsamente y seguí caminando hasta que anunciaron la 6ta estación, entonces paré, desgraciadamente a la par de nosotros se hicieron Clara y Camila, ese par de gemelas me habían jodido la vida mientras cursaba segundo año de secundaria; ellas eran estúpidas y totalmente carentes de pensamientos propios, eran dos borreguitas de su madre, antes eran mis mejores amigas, hasta que un día su mamá reviso sus teléfonos y encontró sus mensajes conmigo, entonces, le dijo a mi madre tantos secretos que había ocultado, lo único que tengo que agradecer es que ya no tengo nada que esconder, me da igual que escuchen mi vocabulario o que se enteren de mis gustos musicales o peor aún, que mi virginidad ya no existente, la perdí en primer año, con un chico de nuevo ingreso, que más daba, mi familia sabia mis más oscuros secretos!!!!!

-Hola Sofí!!!- dijo Clara, la más reservada de las gemelas.

-Hola niñas-salude a ambas-Como van con sus cerebros, aún son inmunes a un Apocalipsis zombis?-Reí de una forma muy grosera y burlona.

-Sofía-Gruñó mi madre-compórtate con Camila y Clara!!! Desearía que fueras como ellas!!!

-Lo siento Yolanda, no puedo ser tu títere!! Lamento decepcionarte madre-haciendo una reverencia burlona.

-Sofí, aún sigues molesta por lo de los mensajes???

-Clara y yo no hemos tenido la culpa-dijo Camila, la más avispada.

-No tengo porque molestarme-aclare mientras les sonreía falsamente-su estupidez me costó dos años en un internado de mierda, comiendo en bandejas de acero como si fuera un animal.....

-Sofía Isabella Guerra!!!! Si sigues con esa maldita actitud, volverás al internado!-amenazó mi progenitora, mientras poco a poco su rostro se empezaba a colorear de rojo.

-Cuida tu vocabulario madre, estamos en una procesión religiosa.-dije sonriente.

Divina TentacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora