VIII

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-¿Cuál? Ese capullo ha hecho un pacto con mi padre, elfos y vampiros están aliados, y ahora, toda la culpa será de Koemi, nadie sabe que ese bastardo se ha liberado, y encima, los elfos están unidos a los hombres lobos, como haga ese tío algo… veo una guerra donde todas las razas se unirán para acabar con todos…

-¡Por favor!-lloraba Katakuri-Ayúdame a rescatar a mi mujer! ¡ONEGAI!

-Con una condición, que te podré manipular, sino, no cuentes con nuestra ayuda. -Ichiji dijo con diversión.

Katakuri extendió la mano.

-Solo en lo que rescatamos a mi mujer.

-Wowowowow, no, sin utilizar a nadie. -Aoi se puso en medio.- Katakuri, te ayudaremos sin tratos ni nada, id a dormir, mañana empezamos.

-Id vosotros, voy a buscar ahora mismo.

Kota protestó y estiró sus brazos a su padre quejándose y llorando un poco.

Katakuri cargó a Kota y lo meció

-Shhh...tranquilo...ya pasó.

-Mmmm… Ga… Ga… -Kota buscaba a su madre llorando.

-No te preocupes...mamá estará aquí pronto ¿si? Te lo prometo Pequeño. Nos tendrás a los dos...y crecerás en un mundo en el que no te tengas que llevar mal con tus primos…-trató de sonreír.-No tienes la culpa de nada de lo que fue culpa mía...

-Pero Ichiji.-interrumpió Aoi.-Ese pacto no sirve de nada. Ese hombre ya no tiene poder sobre los elfos. ¡Ya no es rey! Vamos...no creo que exista ninguna ley que le de poder.

-Da igual, Judge tiene poder, y era un rey, eso cuenta también, habrá usado a Koemi para hacer tal pacto, debemos pensar donde la pueden tener… -Ichiji suspiró y miró a Katakuri con Kota quienes lloraban.- Katakuri… Yo… Lo siento…

-Yo también lo siento. Estaba muy atacado y no quería que le pasará nada a Kota ni a Koemi.

Ichiji suspiró y extendió su mano.

-¿Amigos? ¿Aunque haya pasado todo lo que pasó? -sonrió pero le salió una mueca.

-Amigos.-tomo su mano con una sonrisa.

Mientras, en el palacio de los Vinsmoke, Koemi estaba encadenada en las mazmorras con las miradas de los miembros de la familia y de su padre.

-Bien, he cumplido el trato, ahora dame la piedra.

-Mmm… -Judge miró al antiguo rey sacando la piedra que ambos ansiaban poder usar.- aún falta algo.

-¡¿Cómo!? ¡Te he conseguido el trato y aquí tienes a mi hija! ¡Dame esa maldita piedra para revivir a mi esposa! -el elfo se había sorprendido de la traición del líder de los vampiros.

-¿Acaso creías que iba a darte la última piedra a un elfo inútil como tú? No, solo necesitaba a tu hija para preparar la ceremonia y poder acceder al mundo y sacar su alma, el cuerpo de mi mujer está enterrado pero de forma que su cuerpo no se estropeara. Y necesito, sangre de una elfa.

-No soy elfa del todo… No va a funcionar. -gruñó Koemi. - ¡Soltadme!

-Dará igual, eres más elfa que ángel, lo único, las cicatrices de tu espalda, es como si hubieses tenido las alas pero estas hubieran desaparecido mientras te formabas y se han quedado las marcas. Valdrás y sino, lástima, seguiría buscando hasta que funcionara, llevo milenios sin encontrar a ninguna princesa digna. Pero, mi majestad. -Judge miró al antiguo rey.- gracias por su colaboración, ahora mis hijos disfrutarán de un gran banquete.

Contrato de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora