[EDITADO] 1. Nunca te fíes de los que visten de color

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El señorito "sueno cuando me da la gana y en los momentos más inoportunos" empezó a sonar con ese molesto sonido. Lo apague. En cambio, Emily, mi prima, que dormía en la cama del lado, lo tiró al suelo como de costumbre. Lo extraño es que nunca se haya roto después de todos estos años. Como siempre mi tía Elisabeth entró en su habitación chillando como una loca:

-¡Levántate ya de una vez, perezosa!-dijo sacando las sabanas de encima a Emily-¡Cada mañana igual! ¡Algún día te dejaré durmiendo!- abrí los ojos y vi la melena rubia de mi tia salían por la puerta mientras escuchaba sus firmes pasos. A pesar de tener mucha fuerza y ser muy estricta, sabía dominar sus tacones como nadie más.

En ese momento, me levanté como un rayo y me vestí en un segundo. Emily le gustaba tanto la cama que, cuando ya estaba desayunado, ella empezaba a vestirse. Al rato apareció Emily con su pelo rubio ceniza. Ella era una chica muy alegre y que nunca llegó a ser popular a pesar de su belleza.

Emily empezó a hablar con su madre de las cosas que iba a hacer ese dia. Entonces pensé, "Vaya, echo de menos a mis padres a los cuales nunca conocí". Ya sé que suena raro pero es un sentimiento que no puedo evitar. Me parece como si siempre los hubiera conocido, como si aún estuvieran vivos. Si no hubiesen muerto en esa misión de La Clave...

Por si lo preguntáis, soy una nefilim, más bien una cazadora de demonios, más conocidos como cazadores de sombras. Soy la única que la familia que es una de ellos. Tanto mi tía como mi prima nunca habían mostrado signos de que eran unos y parece que no saben ni de su existencia. Intento ocultarlo como puedo. No me hago ninguna runa que no desaparezca y para ocultar la runa de poder angelical uso maquillaje y unas pulseras.

-¿En qué piensas?-dijo Emily con una gran sonrisa y acabando de hacerse una trenza.

-Nada, solo en mis padres-y al ver que la sonrisa de mi prima desapareció decidí cambiar de tema.

-Por cierto Emily, hoy viene a buscarme Alexia, asi que no te acompañaré al instituto- ella asintió mientras yo me levantaba y me dirigí a la puerta.

Alexia, mi mejor amiga, es la única que sabe que soy una cazadora. Ella es una bruja conocida como la más poderosa de su edad y también la más joven. Su mirada parecía profunda ya que tenía los ojos negros. Era muy bajita y a veces la perdía por los pasillos del instituto. No vamos a la misma clase, así que aprovechamos la hora del patio para planear dónde buscar demonios.

Como cada día mi amiga y yo hacíamos la reunión para decidir que haríamos esa tarde. Pero de golpe me llamaron la atención un grupo de personas:

-¿Alexia, tienes el sensor de presencia demoníaca aquí?-dije mirándolas mientras reían.

-Sí, espera, lo voy a sacar de mi mochila-respondió.

Mientras ella sacaba el sensor, yo iba observando a Tina corriendo detrás de James, o como lo llamo yo Dark porque siempre va de negro, para coger su bocadillo. Annie observaba divertida la escena mientras esperaba a su amiga Isabelle a quien se había olvidado su chaqueta en clase.

-¡Aquí está!-exclamó con el sensor en la mano-¡Vamos!-empezamos a dar vueltas al patio buscando atentamente alguna señal. Pasamos al lado del grupo donde estaban Luke, Annie, Isabelle y Dark. De repente la actividad demoníaca subió a un nivel que nunca había visto. Miré hacia los lados y observé mejor a Dark. Me di cuenta de que en vez de ir de negro, iba vestido de color.

-Alexia, creo él es a quién buscamos-ella asintió.

-Lo vigilamos esta tarde-decia mientras me tocaba el hombro.

******

Después de que sonara el timbre empezamos a seguir a Dark. Puso una excusa de que se había dejado unos bolígrafos para volver entrar. Durante más de 5 minutos estuvo dando vueltas por el instituto. Al cabo de un rato lo perdimos de vista.

-Mejor que nos dividimos y lo buscamos-dije-No quiero que empiece a dedicarse a destrozarlo todo-

Alexia asintió y se fue a la zona de primaria y yo fui hacia las aulas de bachillerato.

Empecé a caminar lentamente con la mano en la daga, pero si pudiera llegar a sacarla. Oí un extraño ruido en el aula de los más jóvenes y entré. Todas las sillas y las mesas estaban volando, levitando, flotando o como se pueda describir este evento paranormal. De repente, todos los muebles se giraron hacia mí y empezaron a estrellarse contra el suelo, intentado darme. Yo iba esquivando mientras me iba clavando sus astillas en los brazos, piernas, etc. Cuando acabó la masacre de sillas y mesas, el aula estaba hecha un desastre. De golpe, los restos de los muebles escolares empezaron a reconstruirse creando un monstruo. Saque mi daga lo más rápido que pude. El monstruo empezó a correr hacia mí y chille con todas mis fuerzas el nombre de mi daga.

-¡Sanvi!-

La daga se alargó, tan larga como mi brazo. Intenté varias veces clavársela, ninguna con éxito. Entonces decidí salir corriendo del aula. Cuando mis piernas me dolían y mi respiración empezaba a fallar, entré en el gimnasio donde me encontré con Alexia.

-Monstruo, ¡corre!-dije lo más alto que pude, pero ya era tarde, acababa de entrar. Vi como Alexia salió de la sala corriendo para esconderse. Me giré de golpe y corrí hacia él. Al estar a un metro de él, salté encima y le clavé la daga. El monstruo empezó a caer a trozos. Mi daga estaba perdida entre esos escombros. "Qué raro-pensé-no son tan rápidos de vencer".

-¡Lia!-oí chillar. Vi a Alexia y delante de ella estaba Dark. Este tenía unas pintas horribles, excluyendo su cara, que daba escalofríos. Volví a buscar la daga y la localicé. Me volví a girar par ver como estaba mi amiga. Acaba de lanzar un hechizo protector, pero aparte de todo eso se veía muy débil. Cogí mi daga, me giré con la daga en alto para matar al demonio pero ya no estaba. Alexia estaba de rodillas medio agotada y fui corriendo hacia ella.

-Se ha ido en dirección al patio-dijo con dificultad-¡Ve tras él!-

Salí corriendo dirección hacia el patio con la daga en puño. Y lo encontré sí, pero ya en el suelo, retorciéndose, con una mujer al lado de pie y una espada en mano. La chica llevaba la trenza de esta mañana. Y allí estaba de pie mi prima.

La vida secreta de un nefilimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora