Prólogo: El Comienzo.

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   Esto comienza donde comienzan todas las historias, desde que nací según el orfanato. Mis padres me dejaron allí porque no sabía cómo cuidar un bebé así que por el bien mio y obviamente que el de ellos, decidieron darme en adopción. Esa es la historia que siempre me contaron.

   La verdad es que no se sabe el motivo del porqué lo hacían pero tampoco me importó, yo me sentía bien estando en ese lugar, siempre conocías gente nueva, algunos se iban para luego no volver, pero llegaban muchos más con los cuales compartir aventuras. 

   Yo no era de esas típicas niñas que jugaba a la mamá y al papá o cosas así, me gustaba jugar al fútbol, ​​los soldados, piratas, correr, ensuciarse, enviar bromas a los mayores y un montón de cosas más que según la Srta. Davison no era correcto para una niña, poco me importaba, quizás esa era la razón por la cual ella era la que más bromas se llevaba, por vieja metida.

   A los 5 años de edad, aún no me habían adoptado, es que cuando hacían la "cita" para conocer a tu "Futuro Hijo" siempre terminaban diciendo el mismo ─Simpática la niña─con una cara de terror la cual decía ─la Llegamos a llevar a casa y nos mata a todos─ y quizás tengamos razón.

   Hasta que un día llegó al orfanato un hombre joven de piel trigueña ojos rasgados color negro pero brillante como la noche, se veía serio y altivo como que —Yo soy un tipo grande y rudo, te llegas a meter en mi camino y te hago trizas—tenía músculos hasta donde no se veía, pelo negro azabache pero con el reflejo del sol se veía algunos mechones castaños; Tenía un traje negro y se encontraba bajando de un coche de color azul oscuro con un maletín en su mano derecha.

   Luego no veo más que su fornida espalda mientras esperaba ser atendido en el umbral de la puerta del despacho del Señor Leuco o como se llamaba Derek.  Al rato llaman a Clarissa para que se presente en el despacho, era obvio lo que estaba sucediendo; Es un hombre tan importante (por lo que se veía) iban a llevar a uno de sus mejores niños y no pasar vergüenza claro está. Porque si no, no ven la hora de deshacerse de mí.

   Yo decidí no involucrarme más e ir a hacer lo que se hace en un principio, me fui donde Tomar el final de poner pegamento para la ropa en la silla de la señorita Davidson, cuando estaba terminando, solo cabe destacar que usted se ha dado el gusto por ir al baño abandonado la misión, siento que me tomo fuertemente el hombro izquierdo y la parte de la espalda.

 —¡esta vez si te atrape pequeña mocosa hija de Lucifer! ya mismo acompáñame a la oficina del Director—me dice la vieja bruja dejándome un poco sorda, me tomó de la muñeca casi cortándome la circulación y nos dirige hasta, el despacho el cual conozco como la palma de mi mano .... Oh mira esa lastimadura es nueva. 

  Entra de golpe y gritando —¡Derek mira lo que esta chiquilla me estaba por hacer!─ pero ahí quedó su frase porque al levantar la mirada ve que se encontraba de pie el hombre el cuál era el mismo que he visto hoy y quien ahora que estoy más cerca se ve más intimidante.

—Oh lo siento, señor Leuco, no sabia que se encontraba en compañía aún—dice la bruja tratando de justificarse.

—Sandra ya le he explicado explícitamente que golpee antes de entrar, pero bueno, digame que paso ahora con Peyton: el señor fuerte y la insoportable de Clarissa me miraban fijo, la última con molestia y el primero sin ninguna expresión.

—Bueno .... este .... Emm lo que sucede es que la niña está estaba por poner pegamento de la ropa en mi silla— me acusa

—Aparte hoy le cortó el cabello a una de mis muñecas— se entromete  la brujita menor, pero yo no me quede callada y contesté.

—Derek, ¿tú me crees capaz de semejante cosa?─ le pregunto señalando a la señorita Davidson 

—Y ... La verdad que sí— dice sonriendo y mirando a la nada seguramente recordando alguna de las tantas travesuras mías.

"La Hija de Lucifer"Where stories live. Discover now