Uno.

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Un golpe se estampó en mi abdomen, seguido de otro, y otro, y otro. Un grito a lo lejos se escuchó y las risas de mis bravucones no faltaron, yo ya sabía que esto pasaría, pero nuevamente no pude detenerlos.

–Wilty Wilty, el fenómeno hijo de Barney. –cantaban en coro, me pateaban mientras yo yacía en el suelo, los gritos se hicieron más audibles, estaba cerca aquella persona. –¿Qué se siente ser un fenómeno?, ¿Puedes volar acaso?, ¿Flotar?, ¿Quemar?

–flotar él no puede, pero en definitiva ustedes sí. –otra voz se unió a la conversación, los golpes habían cesado, y de repente los bravucones eran quienes gritaban exigiendo que los bajasen. –en definitiva, la ley aprueba una relación entre monstruos y humanos, así que, molestar a un chico por ser hijo mestizo me da la razón suficiente como para acusarlos.

–La ley está aprobada porque la zorra de tu madre insistió en ello, si no, ¿Quién querría tocar un monstruo? –Rió uno de ellos, mientras yo me sentaba sosteniendo mi abdomen, el cual ardía y esperaba que no tomara el mismo color de hace unas semanas, miré a la persona que se suponía me había salvado, y rodé los ojos al ver de quien se trataba; Wide, el caótico hijo de la ojos rasgados y el esqueleto bromista.

 Unas manos se posaron sobre mis hombros y observé de reojo como Neige, el recién llegado y el causante de los gritos anteriores, se sentaba a mi lado y procedía a preguntar cosas a las cuales realmente no presté atención. Neige era, desde pequeños, la persona que solía acompañarme a todas partes, le llamaban mi sombra, pero la realidad es que nada de sombra tenía, él era hijo de la mejor amiga de mis padres; Noelle, y de un pajarraco bastante irritante el cual ahora mismo no recuerdo su nombre, ni me apetece recordarlo.

 Por suerte, como solía decir Kris en broma, Neige había heredado el afectivo carácter de su madre.

 La sonrisa de Wide no se borraba por más que escuchara cada comentario hiriente por parte del bravucón, y Neige murmuraba cosas sin sentido mientras sus manos temblaban del miedo ante la situación. Ja, cuándo no Neige temblando.

-¿terminaste?- preguntó mientras los bajaba de forma brusca. - porque a decir verdad creo que no oí nada, es más , ¿sabes cómo se sentía? - Wide comenzó a acercarse a ellos a paso lento, con su imborrable sonrisa que a veces a mí se me tornaba irritante. Sus ojos se habían oscurecido por completo, y aquello las pocas veces que lo presencié era debido a que estaba molesto. - como un par de abejas molestando una flor, zumbando,  ¿y sabes que? - tomándolo de la camiseta, la sonrisa se borró. - odio las abejas.

El bravucón se liberó del agarre un tanto nervioso, sudaba a mares, no presté atención a lo que sea que les haya murmurado a sus compañeros, pero por el rostro asustado de todos ellos, supuse que era algo referente al idiota de Wide. Luego de eso, se marcharon a paso rápido.

-me encanta hacer eso, gracias papá. - sonrió para sí, mientras se acomodaba el flequillo para poder observarnos mejor. - qué hay amigo, parece que te dejaron en krisis.

 Definitivamente lo repudiaba.

Me levanté de forma brusca, provocando que Neige me soltara, y sacudí mis ropas.

- No necesitaba que vinieran. - Fue lo único que dije a ambos de forma seca, a lo lejos divisé la razón por la cuál me habían comenzado a golpear; mi mochila. - Se aburren rápido y se van.

Una risa bastante irónica se escapó de los labios del hijo del comediante, no podía ver su rostro debido a que me dirigí a tomar mis cosas, pero estaba seguro que estaría irritado.

-¿se aburren rápido?, escucha, ellos no deben molestarte y punto, no entiendo por qué no te defiendes ni los acusas ante algún mayor.

-E-eso mismo, lo siento Wilt, pero esta vez estoy del lado de Wide, esto debe acabar.- habló Neige, su voz sonó nerviosa y bajó a lo último. Me volteé hacia ambos mientras me colgaba la mochila en un hombro.

W I L T (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora