Cuatro

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El hijo mayor de la embajadora de los monstruos miró seriamente a la imponente monstruo que se planto delante de él, Frisk supo que allí ella estaba de más, por lo tanto decidió salir de la habitación para entretener a la menor de sus hijos en caso de que decidiera venir a hacer sus peculiares chistes y bromas pesadas, lamentablemente aquel no era un momento para bromas.

–supongo que usted quiere que sea directo, así que se lo contaré brevemente. – habló el chico mientras pasaba su mirada del techo hasta Susie, buscando las palabras correctas. – Wilt desde hace unos años que esta sufriendo constante acoso de un grupo en particular de bravucones, es golpeado e insultado debido a los retrógradas pensamientos sobre el tema de razas que ellos tienen. He de suponer que él no les contó nada.

El rostro de Susie conforme el relato continuaba pasó de la confusión, la rabia, hasta finalmente llegar a la tristeza.
Tristeza de tener que enterarse por otro medio lo que su hijo sufrio, lo que les ocultó. También sintió enojo consigo misma, porque ella no indagó más, no le insistió cuando él evadía sus preguntas, sentía un enorme nudo en la garganta.

Al notar el cambio de humor de la mujer frente a él, Wide se sintió incómodo, sabía lo que podría estar pensando la monstruo, hizo amago de intentar agregar algo más, pero ante todo pronóstico la monstruo reaccionó antes, negó con la cabeza y le sonrió levemente.

–Gracias, Mini chino–fue lo único que dijo, dirigiéndose hacia la puerta de la casa de la embajadora y saliendo así sin más, debía encontrar a Kris.

Minutos despues de la salida de la monstruo, una niña de baja estatura se apareció casi asustada a un costado de su hermano.

–qué. –Fue lo único que soltó su hermano, mirándola de brazos cruzados.

–Sé que cuando mamá actúa así conmigo algo esta pasando, y no quiero que me lo oculten de nuevo,ya no soy tan pequeña e inútil como para ser cuidada de ciertas cosas. –Se quejó mientras el otro suspiraba.

–tienes 14. –pinchó para fastidiarla, logrando su cometido.

–¡¿Y eso no te parece mucho?!

–escucha, fea, no le digas a nuestros padres que te lo conté. –suspiró mientras su hermana asentía con la cabeza reiteradas veces, Wide rogó a los dioses para que a su hermana no se le escapara nada.







Wilt Dreemur por primera vez en su vida se sintió desorientado.

Las calles habían cambiado, con ellas los locales y por consecuencia la casa en la que él vivía en su dimensión, que por cierto, debería ser la casa en la que actualmente viven sus abuelos.

Por lo tanto, estaba completamente perdido.

–¿Acaso es una estúpida costumbre humana quedarse como idiotas parados en medio del camino? –Gruñó una voz que Wilt, con horror, descubrió que era la de su madre.

–Pues sí, tal y como la de los monstruos al gruñir para que les cedan el paso en lugar de pedir permiso amablemente. –Devolvió el chico tranquilamente, rogando por dentro que la conversacion no se prolongara, si no mal recordaba, Susie debería de estar en clases.

–Te estás pasando de listo. –Siseó, haciendo amago de querer tomarlo del cuello de su remera, tal y como la noche pasada, pero el Dreemur fue más rápido, y se alejó.

–Yo le llamo defenderse. –Se encogió de hombros.

Susie lo miró por unos segundos breves, y rodó los ojos, para luego continuar con su camino. Wilt festejó en su interior, pero algo le dijo que aquella no sería la única vez que se encontraria con ella.









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⏰ Última actualización: Mar 25, 2019 ⏰

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