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Nos quedamos así abrazados toda la noche, me sentía segura entre sus brazos, no porque sean grandes y mucho más fuertes que los míos. Sino por la confianza y amor que de alguna manera sentía que me sostenía en ellos.

Abrí mis ojos cuando sentí el gran bulto a mi lado moverse un poco y sentarse en la orilla de la pequeña cama de mi habitación, por autoreflejo o más bien mis ganas de que la persona a mí lado se quedará conmigo rodie su cintura con mis brazos y gruñi como queja por la separación de nuestros cuerpos.

—Pensé que dormías.

—Me despertaste.-asegure mi agarre en su cintura.

—Iba por algo para desayunar.-beso mi frente.

—Yo voy contigo, no hay problema.

—Debes estar en reposo.-me sentenció.

—No pasará nada Voldemort.-solte sin saber por qué.

—¿Voldemort?.-me miro raro.—crei que no recordabas nada sobre mí.

—Simplemente se me salió de la nada.-hice una mueca.—me iré a bañar y cambiar. Él asintió colocándose su zapato.

Me levanté de la cama lo más rápido que pude y me fui directo a la ducha, el agua estaba demasiado fría así que no demore mucho bajo está, tome la toalla y la enrolle en mi cuerpo.

Cuando salí de la habitación Evan no estaba allí, agradecí al cielo por eso, saque un conjunto deportivo de mi clóset me lo coloque junto con unos zapatos deportivos. Me hice una coleta alta, entre nuevamente al baño y me cepille los dientes, cuando estuve completamente lista salí de la habitación y baje hasta la sala de estar donde ya me esperaba Evan recostado en el lumbral de la puerta, cuando me vio sonrió de lado, termine de bajar los dos escalones que me faltaban y me pose frente a él.

—Tú abuela se fue nuevamente para la granja creo que tuvo un problema  y debe ver qué sucedió.-acaricio mi mejilla.

—Que lástima, no pude disfrutar como debía su estadía aquí.-dije triste.

—Tranquila, te prometo que iremos a visitarla.

—¿En serio?.-tome su mano.

—Muy en serio pequeña.-beso mi mano.—Ahora vamos, muero de hambre.

Beso mi frente y salimos de mi casa tomados de la mano, decidimos ir caminando hasta el local, mientras caminamos íbamos hablando de lo que veíamos, contábamos los autos hasta que me dió curiosidad y le hice algunas preguntas.

—¿Cómo nos conocimos?

—En la escuela, cuando teníamos más o menos 13 años.

—¿Y como sucedió?¿Fue el típico tropezón de la nueva y el popular?.- me reí.

—No taaan así, pero sí. Un chico que ya no va a nuestro instituto te quería hacer alguna clase de broma pesada, pero gracias a Dios llegue antes de tiempo y no se lo permiti.

—Eres algo así como mi héroe.-sonrió.

—No te lo voy a negar.-me guiño un ojo.—Siempre estaré para proteger y cuidarte, sin duda ese fue uno de mis mejores días pequeña.

—¿Por qué?.- pregunte.

—Algun día te lo diré hermosa, ya llegamos entremos.- me sonrió de lado.

Entramos al local, era una pequeña cafetería muy colorida y algo retro tenía muchos colores, cuadros en las paredes, a los costados estaban los sofás con una mesa, decidimos sentarnos junto a la ventana. Minutos después se nos acerco una anciana con una dulce sonrisa, esa sonrisa la había visto en algún lugar, nos tendió la carta para hacer nuestros pedidos, la leí unos minutos y me decidí por unas tortitas con dulce de leche y una ensalada de frutos rojos con crema y un vaso de sumo de mandarinas.

Enamorada de mi mejor amigo.© [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora