El día parecía ser mejor de lo que se esperaba. El sol brillaba, hice mi cama apenas desperté, mi crush respondió a uno de mis mensajes, tenía ropa limpia y el desayuno estaba perfecto. Exactamente, nada podía salir mal.
—¿No vas tarde a la escuela? —okey... Sí salió algo mal.
—Demonios. —maldije. Peiné mi cabello en frente del espejo del auto de mamá y ella me sonrió.
—Vamos, Jeno. Sube. —ella me hizo una ceña para subir al copiloto a lo que rápidamente subí. Ella encendió el auto haciendo un fuerte estruendo.
—¿Qué sucede mamá? —preguntó mi hermana menor. Yo esperé impaciente a que ella partiera.
—El coche no anda. —dijo mientras presionaba el acelerador y movía las llaves.
—¡Mamá, llegaré tarde! —reproché a lo que ella solo me sonrió algo nerviosa.
—Lo siento, tendrás que irte en bicicleta. Solo por hoy. —rodé los ojos y salí del auto corriendo hasta llegar a la bicicleta.
—¡¿Me estás jodiendo?! —grité observando la bicicleta con una rueda pinchada.
Bien, el día no estaba siendo el más perfecto como lo había previsto.
—Esa boca. —regañó mi hermana viéndome con una sonrisa burlona. Mamá tomó su mano y luego caminaron apresuradas.
No me queda de otra. Tendré que correr. Eso funcionaría, aunque de todas maneras llegaría tarde. Es en estos momentos en los que me gustaría ser Goku y poder teletransportarme con un solo toque en mi frente hasta llegar a la escuela. O al menos ser un Jumper y poder teletransportarme lo antes posible.
Bueno, esas cosas no pasan en la vida real. Porque llegué tarde y el profesor no me dejó entrar a clases. ¿Qué más podría hacer? Así que me escabullí hasta la biblioteca para esconderme y usar el teléfono mientras sonreía al mensaje de Crush.
Déjame en paz, imbécil.
Sé que en el fondo le alegra saber que le doy los buenos días apenas despierto. Ah, y las buenas noches, no hay que olvidarlo.
Un risa me hizo guardar mi teléfono y observé a la chica que estaba frente a mí. Era ______ la vieja amargada como le decían algunos. Ella siempre se la pasaba desobediendo, insultando y mirando mal a la gente. Y en cierta forma, me pareció extraño verla sonreír sin que eso fuese una mueca.
Por fortuna, no notó mi presencia. O sino, moriría pronto. Eso dicen algunos, que si te acercas a ella, podría matarte hasta con la mirada.
Prefiero evitar eso.
Tienes 1 mensaje de Omma.
¿Puedes ir por tu hermana hoy?
Me quedaré hasta tarde.¿Por qué?
Tengo que comprar su regalo de cumpleaños.
Recuerda que es pronto.Está bien.
Lo había olvidado. Aunque no me interesaba en lo absoluto el cumpleaños de una niña de 9, que por cierto, es mi hermana menor.
—¿Qué hicieron en clases? —pregunté a mi compañero Renjun a lo que él respondió con una mueca de asco.
—Nada, la verdad es que el profesor quiso que supiéramos más sobre su vida personal. Así que nos obligó a escuchar su historia de cómo terminó con su tercera esposa y que las mujeres son complicadas. —explicó Renjun encogiéndose de hombros. Salimos hasta al patio y nos relajamos un rato. Algo que es inusual en nosotros, pues nos la pasamos jugando con el balón.
—¿Te quedas al entrenamiento? —cuestionó Jaemin sentándose junto a Renjun y a mi.
—Yo sí. —respondió Renjun dedicándole una sonrisa.
—¿Ya comenzaron los entrenamientos? —ellos asintieron a mi pregunta. —En ese caso hoy no podré. Debo ir por mi hermana luego de la escuela.
—Está bien. Se lo informaremos al Coach. —Jaemin sonrió hacia mí y luego mantuvimos una buena conversación durante el receso.
La hora de salida fue un alivio para mí, jamás creí que me sentiría tan aliviado de tener que salir de la escuela. Además, de que este día ha estado horrible. Podría decir que uno de los peores de mi vida, pero se vienen días muchos peores. O eso dice mamá.
Estaba apunto de meter la llave en la cerradura de la reja de casa, cuando mi cerebro proceso todo lo que había hecho hasta ahora.
¡Olvidé a mi hermana!
Maldición. ¿Recuerdan ese capítulo de Los Simpsons cuando Homero olvida a Bart después de un partido? Y Homero imaginó a Bart muerto, bueno... Es exactamente como me imagino a mi hermana. Una enana esquelética sin piel. Ay, me quedé huérfano.
Apenas llegué a la escuela, la señora que vendía dulces fuera de la escuela me sonrió como si sabía que cometí un tonto error y que ella podría ser mi salvación.
—Deme dos bolsas de dulces, por favor. —no traía dinero conmigo más que unas monedas y un botón.
—850. —dijo observandome. ¿Acaso eran de oro?
—Señora, ¿Usted cree en Dios? —le pregunté tomando los dulces.
—Claro que sí, mi niño. —respondió sonriendo. Qué amable señora.
—Bueno, que Dios se los pague. —juro que jamás corrí tanto en mi vida. Bueno, la segunda vez en mi vida. Porque entré a la escuela de mi hermana hasta llegar a su salón. En ella, estaba mi hermana llorando siendo consolada por la amargada ______. No sabía que tenía sentimientos.
—Todo estará bien. Ya vendrán por ti. —ella acariciaba su espalda. Wow, de verdad si tiene sentimientos. Creí que era una roca.
—Min Yoo. —la llamé haciendo que ella me viera enfadada con lágrimas en los ojos. —Perdoname, hermana.
—¿Él es tu hermano? ¿Él te dejó sola? —la amargada ______ le habló a mi hermana provocando un asentimiento de cabeza por parte de mi hermana menor.
—Min, lo siento. Lo había olvidado. —le dije. Me acerqué hasta ella temiendo a que la amargada me golpeara por abandonar a mi hermana, pero aún así ella no hizo nada. Es un alivio. —Mira, traje unos dulces para que me perdones, ¿Sí?
Ojalá me perdone o sino me arrepentiré de robar de esa forma a una pobre señora que intenta ganarse la vida vendiendo dulces de oro.
—Está bien. —mi hermana me abrazó un poco tímida y luego me sonrió una vez que rompió nuestro abrazo. —Gracias por los dulces.
—De nada, Min. Por cierto, ¿Tienes 850 dentro de tu mochila? —le pregunté. Min me observó confundida y negó con su cabeza de un lado a otro. —¿Puedes correr rápido?

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Little Little |Lee Jeno (NCT) & Tú|
FanfictionLee Jeno había sido obligado a ir a un concierto de Red Velvet por su hermana. Por fortuna, había una cara conocida entre esa multitud. La chica que odiaba el mundo miraba maravillada a las 5 chicas en el escenario. Nadie sabía que aquella cara cono...