Part. 2

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Cuando las aves ya estaban anunciando sus cánticos y el sol se posicionó a un medio para vislumbrar sé en el cielo, Taehyung abandonó el comedor a toda prisa luego de la hora de la comida y corrió con todas sus fuerzas hacia el jardín secreto.

Buscó con la mirada, y giró su delgado cuerpo por todas partes para encontrarlo; encontrar al rubio, al lindo niño que había conocido el día anterior. Y pasaron los minutos, sin embargo, el mismo al parecer no daba señales de que iría esa tarde, y Taehyung agachó la mirada, realmente triste. De verdad que esperaba ver al nuevo niño, le había parecido simpático. Además, por allí no habían otros niños con los que jugar...

-Aquí arriba.

El castaño viró la mirada hacia arriba de un impulso, para encontrar a Yoongi sentado sobre la rama de un árbol. Este impulsaba sus piernas de adelante hacia atrás.

-¡Te he estado buscando! -recriminó.

-Lo sé -soltó indiferente.

-¿Hace cuánto estás ahí?

-Desde el amanecer.

Taehyung abrió sus ojos sorprendido, no creyéndole de un principio al rubio. Pues, era ilógico, en ese entonces ya debían ser las tres de la tarde.

-Estás mintiendo, ¿estabas esperándome?

Yoongi sencillamente alzó sus hombros, indiferente. Pero Tae, que nunca creería que alguien pudiera esperar más de nueve horas sentado en un lugar, se sorprendió mucho.

-¿Quieres jugar?

Y así fue como los dos niños caminaron de un lado a otro como si se conocieran de toda la vida. Trotaron por los senderos, jugaron con las ramas de los árboles y hasta siguieron mariposas que se posaban sobre los pétalos de las flores. Jugaron a ser superheroes y que salvaban el mundo del terrible villano. Tae le contó a Yoongi todas sus aventuras en Seúl, su cuidad natal, y todos los amigos que poseía allí. Sin embargo, Yoongi no quiso contar de su vida, simplemente alzaba los hombros indiferente a cada pregunta que el castaño proporcionaba.

-¿Qué quieres hacer ahora? -preguntó entusiasmado el castaño, quien no paraba de saltar de un lado a otro.

-No lo sé.

-¡Juguemos a ser príncipes! -rió al pensarlo-. ¡Tú serás la princesa!

-¡Pero yo soy niño! ¡También quiero ser príncipe! -exclamó molesto.

-Ah, tienes razón... -susurró-. ¡Está bien! El príncipe Taehyung tiene que salvar al príncipe Yoongi del terrible mounstro, para luego casarse con él y vivir felices para siempre -gritó eufórico, haciendo de su mano una espada-. ¡Pero corre! ¡La bestia nos alcanzará!

Tomó de la mano al rubio y se disparó así mismo hacia adelante, corriendo con todas sus fuerzas por uno de los.senderos y riendo en medio. Escuchaba las quejas de Yoongi con que le soltase, pero no lo escuchó, le ignoró, y siguió corriendo de un lado a otro.

-¡Basta!

-¡No! ¡La bestia nos encontrará! -exclamó en obviedad, corriendo aún más de prisa.

-¡Es no puedo...!

De pronto Taehyung sintió cómo la mano de Yoongi se volvió un peso muerto. El cuerpo del rubio tiró de él y provocó que este se cayera, no sin antes que Tae se raspara las rodillas.

-Aish... ¿qué te sucede? -miró enfadado al rubio recriminandole su error, pero cuando observó que el contrario se encontraba jadeando mientras veía sus rodillas ensangrentadas y moratadas, se alarmó.

Se acercó a él con cuidado y le miró con preocupación.

-¿Qué te sucedió?

-Yo... no... no puedo correr mucho.

-¿Por qué no?

-¡Porque no puedo! -gritó enojado, mientras que con una de sus manitas restregaba su mejilla, secando una lenta lágrima.

El castaño se acercó a Yoongi, y posó su mano sobre su hombro, aún con un poco de timidez.

-Lo... lo siento -susurró apenado-. Pero... aún puedes ser mi príncipe, Yoongi -rió al escucharse-. Te puedo cargar hasta el árbol de Kuma mientras escapamos de la bestia, y ahí jugamos a que soy un médico príncipe que le cura las heridas a su príncipe para finalmente casarse y vivir felices para siempre.

El rubio lo observó un efímero momento antes de asentir en respuesta y mirarle atontado, sonriendo tan ampliamente que se le notaron hasta sus encías. Y el pequeño Taehyung, al notar el efecto de sus palabras, sonrió de vuelta. Ambos niños se sonreían al uno al otro, notando sin consciencia a ciertas mariposas que no solo revoloteaban a sus alrededores.

"El príncipe que no tuvo su final feliz"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora