Will salió de su casa, eran las dos de la tarde y tenía muchas cosas que hacer para el resto del día y no quería seguir perdiendo el tiempo, todavía tenía que sacar su ropa de la lavadora, ponerla en la secadora, ducharse y hacer la tarea y si su padre ensuciaba los trastes de nuevo, tendría que lavarlos otra vez. A pesar de que era apenas un chiquillo de trece años a veces pensaba en estar muerto, no quería recurrir al suicidio, era demasiado cobarde hasta para eso, lo que él deseaba era haber muerto junto con su madre aquel día, ese maldito y fatídico día pero por alguna razón el destino quiso que viviera para sufrir eternamente.
La tienda quedaba a unos minutos de su casa, era una pequeña tienda de auto servicio, de esas que están abiertas todo el día y la empleada que te atiende tras el mostrador tiene cara de pocos amigos; la tarde otoñal era fría pero el suéter de Will lo cubría bien, esta vez se puso uno azul cielo y un pantalón café, se sentía más comodo sin la orina de Julian cubriendo sus pantalones. Siempre solía caminar con la mirada agachada, la gente del pueblo no era muy de su agrado a excepción del señor Baylock y el sentimiento era reciproco, a nadie en el pueblo le agradaban mucho los Wilkins, Jeff se había ganado la fama de ser el borracho del pueblo, únicamente salía muy de vez en cuando para comprar cerveza, ni siquiera era bienvenido en el bar del pueblo, todos sabían que maltrataba a su hijo pero les daba igual, en Hawkderville no había eso de servicios infantiles o trabajadores sociales a menos que vinieran de las grandes ciudades, era un pueblito olvidado por Dios y por todos, como muchos otros que hay en América.
Y aunque Will era la victima de los abusos de su padre la gente del pueblo lo veía como un bicho raro, desde el día de la piscina se esparcieron rumores tontos, muchos decían que la marca de su pecho era contagiosa, otros más que era por una especie de maldición o que el chico nació así, deforme y que no era seguro juntarse con él ya que se decía era mentalmente inestable además de antisocial, esto aplicaba más para sus compañeros de escuela, en los cuatro años que los Wilkins llevaban viviendo ahí Will nunca había tenido un amigo, era un chico solitario, presa fácil de los abusones de su escuela y si este muriera o se mudara de pueblo, ciudad, país, continente o hasta de planeta nadie, absolutamente nadie lo extrañaría; y mucho menos hablemos de tener novia, él era un repelente de chicas andante.
Will llegó a la tienda, no había mucha gente más que una pareja y unos adolescentes probablemente de noveno grado que compraban cigarrillos y hacían bulla alrededor de la tienda. Se dirigió al refrigerador para tomar un cartón de leche, a lado estaban los jugos, refrescos y leches de sabor que de inmediato hicieron que se le hiciera agua la boca, pero nada más le alcanzaría para una barra de chocolate o papitas fritas y si no regresaba con cambio a su casa su padre le daría otra paliza, iba hacia el aparador donde estaban los dulces, esta vez optó por la barra de chocolate, era la cuarta vez en lo que iba del mes en la que comía solamente chatarra, cualquier cosa que hiciera enfadar a su padre este lo dejaba sin cenar y Will debía ingeniárselas para conseguir algo de comer, iba a tomar el caramelo cuando la mujer que venía con su esposo, la pareja que vio en cuanto entró, tomó un paquete de galletas, se notaba que no eran de ahí, quizá iban de paso y pararon a cargar gasolina y por provisiones para el viaje. La mujer, muy hermosa y joven por cierto llevaba una gran barriga, estaba embarazada y se notaba que el bebé ya estaba próximo a nacer, Will se le quedó viendo y únicamente atinó a sonreírle amablemente.
-hola cariño- dijo la mujer sonriendo de igual manera, acarició el cabello de Will, tomó lo que iba a comprar y se despido de él con un ademán con la mano.
Era la primera muestra de cariño que alguien tenía con él desde hacía cuatro años, esa mujer, que estaba seguro nunca volvería a ver en la vida le recordó mucho a su madre, y no pudo evitar recordar el día del accidente.
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Jane, nunca más
Horroren Hawkderville, Indiana. un chico que sufre Bullying por parte de sus compañeros de escuela, el desprecio del pueblo y los abusos de su ebrio y despiadado padre, encontrará una amistad muy rara en Jane, la chica nueva del pueblo; pero Jane no es lo...