Capítulo 10

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Es sábado y mi pequeña Elena, mi hermana de 4 años, me despierta saltando en mi cama. Eran las 9, ¿por qué me despiertan a esta hora? 

-Hola pequeña mía.

-Holi

- Jaja, qué haces aquí? Por qué me has despertado así?

- Abajo hay un chico que pregunta por ti, y es muy guapo.

-Diego?

-No, uno mucho más guapo. Dicen papá y mamá que le conocen del hospital.

-Del hospital? Ahora bajo, díselo a todos.

-Vale

No había duda, el gilipollas de Pedro estaba aquí. En mi casa. Cómo sabía donde vivo? Nunca se lo dije... Dios mío, ayúdame a aguantar más. Si Pedro está en Córdoba empezarán los problemas.

Me levanto de la cama, me dirigo al baño. De paso, me pongo un poco de maquillaje y me hago una coleta alta, vamos, lo de todas las mañanas de un fin de semana.

Me visto un poco mejor, no voy a presentarme en pijama.

-Nerea baja ya, te están esperando.

-Ya voy Papá, ni que viniera el rey.

Me decido a bajar. Habrá cambiado?

-Bueno, os dejamos solos.

-Gracias...

Me mira fijamente, no sabíamos quién iba a empezar.

-Estás preciosa.

-Como sabías que vivo aquí? Alicia o María, verdad?

-Sí, las dos.

-...

-Dime, qué quieres?

-Tú lo sabes. Tus padres te dejarían salir un momento aunque sea al portal. No es muy agradable hablar de lo que pasó aquí.

-Vale. Papá, me voy al portal. No tardo.

-Está bien, hija.

Salimos, nos sentamos en un banco que había al lado de la puerta.

-Nerea, yo...

Me intentó coger la mano.

-No me toques.

-Dime, qué te he hecho para merecer esto? Mírame, me fui y otra vez estoy aquí, por ti.

-Cuando te vas?

-No sé

-Esto es increíble.

-Nerea.

-Qué?

Se abalanzó sobre mí y me besó. Pero no me aparte y ni le hice la cobra. Los dos correspondiamos a ese beso. Entonces entre beso y beso, pues nos liamos. Mi cabeza decía que parara. A Diego no le iba a gustar pero mi corazón decía justo lo contrario.

De pronto, escuché una moto pero no hice caso pero lo pensé mejor. Una moto... Diego.

-Nerea, por qué?

-Diego, déjame que te explique.

-No, déjalo.

Empecé a llorar, gritaba el nombre de Diego pero se fue.

-Ves lo has conseguido imbécil? Se está repitiendo, largate ya. Fuera de mi vista.

-Te quiero.

-Déjame en paz.

Entré a mi casa y subí rápidamente a mi habitación. No me podía creer lo que había pasado. Lo que siento es odio, odio hacia Pedro. Si me quisiera no haría esto.

Me sequé las lágrimas, me puse maquillaje otra vez y bajé.

-Me voy a casa de Alicia.

-Vale, no tardes.

Cogí mi moto, y fui al descampado de ayer y ahí estaba Diego.

-Diego, yo...

-Te lo dije, sabía que esto iba a pasar

-Eh, mírame. Ves estos ojos?

-Claro

- Sigue mirando. Fue él quien me besó, fue él quien me buscó, hasta tú me avistate. Perdóname mi amor, también fue culpa mía. Lo siento...

Me abrazó.

-Te creo princesa

-Gracias, mi amor.

Nos besamos y todo estaba bien.

-Perdóname, no sé en que estaba pensando.

-Me lo imaginaba.

-Quiéreme, bajo esta noche de luna llena. Ámame, y te dire que eres la mas bella.

-Bésame, en mi jardín tu eres una rosa

la flor mas hermosa que pueden tener las flores.

Nos reíamos y luego empezó él.

-Y entonces ocurre, despiertan mis labios.

Pronuncian tu nombre tartamudeando.

-Supongo que piensas que chica más tonta

Y me quiero morir.

Nos reíamos otra vez.

-Perdóname.

-Ya, pequeña. No pasa nada, tenemos que estar unidos y ahora mas que nunca por la obra.

-Es verdad... Quieres desayunar en mi casa?

-Vale, así te vigilaré toda la mañana.

-Gracias pero no he pedido un guardaespaldas.

-Da igual xD Vamos, cada uno en su moto.

-Dame un beso

-Ven aquí.

Vaya beso, estábamos felices. No quería quitarle esa felicidad. Esto era lo que quería, una relación así, sincera. Espero que no dure poco.

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