6 enero de 2019
Soy un solitario vagabundo de sentimientos divagando sobre toda esa marabunta de gente a mi alrededor, cargado de una pesada mochila en mi espalda y unos auriculares situados alrededor de mis orejas cayendo encima de ellas que causan un pequeño golpe en el lóbulo de ellas.
Que pensaran todos ellos, pienso a la vez que camino intentando no chocarme con ninguna persona. Bajo un escalón y sin darme cuenta he llegado al final de la cuesta llena de escalones que se adentran a la boca del metro.
Sin pensarlo entro dentro de los vagones de este y te veo, tan indiferente como siempre mirando a la nada escuchando posiblemente una canción indie de tu playlist de Spotify.
Me quedo embobado mirándote pensando en tus rizadas pestañas que se posan sobre tus parpados cada vez que pestañeas, no te das cuenta de que estoy aquí, sentado prácticamente enfrente tuyo pero en los asientos que quedan a tu izquierda.
Solo pienso en correr a tus brazos y pedirte que vuelvas pero perdí todas mis fuerzas en una guerra interna de no volver a caer en tu sigilosa trampa.
Sigue igual de preciosa que siempre, con tu aire de misterio y prepotencia.
Sigo sin entender como eres tan diferente al resto y causas esa explosión de emociones dentro de mi. Ese zoológico pisoteando mi estomago. Te diría que volvieras, pero al fin me canse.
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Corazón famélico.
PoetryCuando la pesadumbre rutinaria no pueda aguantar el pesar de tu corazón, será un buen momento para acudir al mío.