Las Memorias Perdidas De Donald ✔✔Completo ✔✔

Parte 6 (3/3)

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Snobo continuó. "Mi trabajo como terapeuta es brindar tranquilidad a mis clientes, y pensé que lo habíamos logrado con el método de escritura. Me dijo que su vida se estaba volviendo cada día más loca por alguna razón, pero aún así logró mantener la calma". Se frotó la frente y dejó escapar un suspiro de exasperación. "Simplemente no sé lo que pasó".

'Oh, pero nosotros si', pensó el viejo pato. Por el rabillo del ojo pudo ver que Hugo, Paco y Luis habían empezado a llorar de nuevo. Esta semana había sido terrible para los pobres niños.

Bautista había salido de la habitación para buscar más pañuelos y té, mientras todos los demás se sentaban en silencio para contemplar sus siguientes acciones para localizar al ánade real desaparecido. El gallo mexicano se disculpó con el médico por haberlo agredido, pero el señor mayor solo se rió y dijo que se había enfrentado lo peor cuando se enfrentó a un enfurecido Donald.

"De hecho, tengo un traje de batalla de cuerpo completo cuando él se presenta a la terapia. Nunca se puede ser demasiado cuidadoso cuando se trata del Sr. Donald". El comentario provocó algunas risitas de todos y ayudó a aliviar la tensión en la habitación. El mayordomo entró de nuevo en la habitación, pero en lugar de pañuelos y té, el hombre tenía un teléfono en la mano y una sonrisa esperanzada en la cara.

"Señor McPato, Jim de la pizzería está al teléfono y dice que uno de sus clientes tiene información sobre el Sr. Donald".

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Bautista tenía a todos frente a la pizzería en un tiempo récord. En frente del edificio estaba Jim junto con una cigüeña joven adolescente. Todos saltaron del auto y apretaron a la pareja con ansiedad y anticipación brillando en sus ojos. Este era el momento que todos habían estado esperando.

"Está bien, muchos, tranquilízense y Rodney les dirá lo que vio".

Una vez que todos se habían calmado, la cigüeña comenzó su historia. "Sí, vi a su amigo pato hace unas semanas caminando por la ciudad. Tengo que decir que nunca he visto a nadie que se vea tan ... muerto en vida. E-Él en realidad cruzó una intersección concurrida sin mirar hacia dónde iba y casi ¡Un camión de dieciocho ruedas lo atropelló en el proceso! La gente estaba tocando sus bocinas de los autos y gritándole, pero él no se dio cuenta de ello. No sé a dónde iba el tipo, pero se dirigía al norte de aquí. Espero que no le haya pasado nada malo ".

"Si Donald se dirigió hacia el norte, nosotros también", dijo José con una gran sonrisa. "¡Tendremos que irnos de inmediato!"

Rico asintió con la cabeza de acuerdo. "Buen plan, pero algunos de nosotros deberíamos andar por la ciudad en caso de que Donald regrese. Tú y Panchito deberían tomar el auto de Donald y dirigirse a la siguiente ciudad".

Cuando los trillizos comenzaron a quejarse del plan, Rico les recordó que tenían escuela y que tenía una casa que cuidar. Luego, agradecieron a Rodney y Jim por su información antes de regresar a la casa de Donald para prepararse para el viaje por delante.

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"Les deseo suerte en encontrar a mi sobrino, muchachos. No creo que los pequeños duren mucho más sin su tío Donald".

"No se preocupe, señor Rico, ¡encontraremos a Donald y lo llevaremos a casa lo más rápido que podamos!"

"¡Y asegúrense de tener una fiesta lista para él cuando regresemos!"

McPato sonrió y asintió. "Lo haré".

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Panchito echó un vistazo al sol poniente cuando se sumergió en el horizonte para simbolizar el final de un día y suspiró cuando se dio cuenta de cuánto tiempo habían estado conduciendo. Hasta ahora él y José habían pasado por tres pueblos pequeños diferentes. Habían revisado cada hotel, cada tienda, cada casa, cada ... zanja, pero su búsqueda siempre aparecía vacía. Nadie había visto a su amigo.

"Creo que deberíamos encontrar un hotel y 'como dicen los estadounidenses " Pasar la noche", murmura el loro verde mientras rebuscaba en su bolsa y sacaba una pequeña caja de metal plateado.

El mexicano vió lo que su amigo estaba haciendo en el rabillo del ojo. "Pensé que lo habías dejado".

José insertó un cigarro encendido en su pico, dio una larga calada y suspiró después. "Sí, yo también" Dio otra larga calada y dijo: "Probablemente deberíamos parar en algún lugar para comer algo antes de encontrar un hotel".

Panchito aceptó y los dos siguieron conduciendo por la carretera antes de detenerse en un restaurante al lado de la carretera al lado de una estación de servicio. El lugar era bastante pequeño y parecía viejo, pero parecía haber un aura cálida y amigable a su alrededor. Cuando el dúo entró, vieron que el lugar estaba lleno de diferentes personas para la cena. La mayoría de ellos parecían ser camioneros, que se habían detenido a comer algo y también a comprar gasolina. Otros eran grupos de personas mayores que parecían haber estado vivos cuando se construyó el viejo y destartalado lugar.

Rápidamente se sentaron en el bar, miraron el menú y esperaron a ser atentidos por uno de los camareros.

"Creo que me iré por la cena con filete", dijo Panchito.

"A Donald le encantaba comer filete", dijo José con un suspiro. "Creo que voy a querer los panqueques especiales".

Esta vez Panchito suspiró. "A Donal le encantaba hacer panqueques".

Ambos pájaros se miraron entre sí antes de llorar exageradamente por su amigo perdido hasta el punto de que todo el restaurante los estaba mirando. ¿Encontrarían a Donald alguna vez? ¿Lo encontrarían vivo? ¿Y si fue secuestrado? ¿Y si se perdió en el mar? ¿Y si estaba herido? ¿Qué pasa si ... qué pasa si ... qué pasa si ...?

"Um, discúlpenme, señores, pero su llanto está empezando a deprimir a algunos de los otros clientes", dijo un camarero. Agarró dos servilletas y se las ofreció a los pájaros que lloraban. "Estoy seguro de que comer algo los ayudará a sentirte mejor".

José dejó de llorar primero y le agradeció al camarero la servilleta antes de soplarse el pico. "Muchas gracias, amigo. Trataremos de mantener nuestro ... mantener nuestro ..." Los ojos de José se agrandaron cuando miró detenidamente al camarero. Panchito también estaba boquiabierto, su mandíbula inferior prácticamente tocando el suelo.

El camarero les dió a los pájaros, que ahora lo miraban con los ojos muy abiertos, una mirada confusa. "Um ... ¿por qué me miran así?"

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