Las Memorias Perdidas De Donald ✔✔Completo ✔✔

Parte 6 (2/3)

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"Entonces, ¿eres el terapeuta del Tío Donald?" preguntó Hugo mientras le pasaba al hombre mayor una taza de té caliente. Se sorprendió al recibir una llamada telefónica del hombre, preguntándole si su tío estaba cerca.

El Dr. Snobo le dio las gracias al muchacho antes de tomar un pequeño sorbo. "Sí, es correcto. He sido su terapeuta por más de un año y me preocupé cuando se perdió las últimas tres sesiones programadas conmigo. No tenía idea de que desapareció. ¿Tienen alguna idea de a dónde fue? "

Todos en la sala sacudieron tristemente la cabeza. "Esperábamos que Donald pudiera haberle dicho algo, doctor".

Snobo también negó con la cabeza. "La última vez que hablé con el señor Pato, él estaba feliz y me agradeció por enseñarle a controlar su ira. Por eso incluso se presentó a mi oficina con una canasta de comida".

"Espere, ¿fué usted quien le dijo que escribiera sus sentimientos?" preguntó José.

"Sí, ese fuí yo. Desde que el Sr. Pato comenzó con el tratamiento me dijo que no había tenido rabietas desde entonces".

La sala se quedó en silencio mientras la familia y los amigos dejaban que las palabras del doctor pasaran por sus mentes. Sus sospechas habían sido confirmadas; Donald había encontrado una cura para su ira. Pero incluso la medicina más fuerte no podría ayudar si la enfermedad sobreviviera al suministro.

Panchito finalmente rompió el silencio con una pregunta al terapeuta. "¿Sabe cuál fue su motivación?"

El doctor enarcó una ceja. "¿Su motivación?"

"Sí, ¿qué fue lo que lo empujó a contener su ira durante tanto tiempo? Cada vez que Donald intentaba este tipo de cosas, no durara demasiado".

Snobo se acarició la barba pensando antes de que sus ojos se agrandaran cuando se dio cuenta de algo. "Oh." Esa palabra puso a todos al borde de sus asientos y todos los ojos estaban puestos en él. ¿Su paciente realmente había tomado lo que dijo tan en serio? Cuando reveló sus pensamientos al círculo interno de Donald, la habitación se había vuelto silenciosa una vez más y cinco segundos después, el médico se encontró recostado sobre su espalda con un gallo furioso encima de él.

"¿Por qué le diría a Donald algo así, usted... Usted ... hijo de puta?"

"Panchito!" Jadeó José mientras agarraba las plumas de la cola de su amigo para sacarlo del hombre. "Sé que estás enojado, ¡pero no olvides que hay niños presentes!"

"¡Ninguno de nosotros habría dejado a Donald solo, sin importar lo enojón que se vuelva, sin importar las cosas que destruya! ¡Somos su familia y amigos y lo amamos con cada centímetro de nuestros corazones!" Después de que el mexicano hubo terminado de pronunciar su discurso, finalmente dejó que José lo alejara. A pesar de que no quería nada más que golpear al médico, no recuperaría a su amigo desaparecido.

Rico y Bautista rápidamente ayudaron al hombre barbudo a levantarse, pero incluso ellos no pudieron evitar expresar su disgusto al hombre.

"Mire, siento mucho haberle dicho esas cosas al Sr. Pato ¡pero todos deben entender que simplemente estaba haciendo mi trabajo! El día en que sugerí que el Sr. Donald escribiera sus problemas fue el día en que entró a mi oficina con lágrimas en los ojos y un cuadro roto de su madre, padre y hermana en sus manos. Nunca lo había visto tan desesperado y solo quería ayudarlo ". Suspiró suavemente. "He visto al Sr. Donald hacer muchas cosas, pero nunca lo había visto llorar".

Otro bulto se alojó en la garganta de Panchito una vez más, y José se frotó torpemente el brazo. Ambos solo tenían un recuerdo del llanto de su mejor amigo, y ambos se comprometieron a no volver a hacer algo que lo hiciera llorar nunca más. Rico y sus tres sobrinos sabían que esa foto era la posesión más preciada de Donald y siempre se deprimía cada vez que le sucedía algo.

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