CAPÍTULO 1

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Después de bastante tiempo por fin he podido entrar a la universidad, y aunque es raro decir que mi edad es de 15 años y pertenezco a dicho plantel ya, es normal a mí basto intelecto, pues nací con un conocimiento mayor al resto.

Mi nombre es Joker, un nombre bastante raro y difícil de escuchar, pero ese es mi nombre. Soy un humano a comparación de la demás comunidad que nos rodea, pues hace mucho años, los animales formaron parte de nosotros, pero socialmente, ya que evolucionaron, sus cuerpos se hicieron como al de los humanos, aunque ellos suelen ser un poco más grandes a nosotros, todo depende a la especia de que hablemos. 

Únicamente vivo con mis abuelos, mis padres decidieron abandonarme cuando yo apenas había nacido, pero francamente no me importo cuando lo escuche, pues si bien crecer sin tus padres es malo para tu desarrollo, para mí me benefició.

Hoy entrare a la universidad, aunque hay un problema bastante grande, y es que a la universidad a la que entraré, esta compuesta por únicamente hombres... No es que me lleve mejor con las mujeres o algo por el estilo, pero simplemente no sé socializar con nadie. No soy una persona grosera, al contrario, tengo modales y los uso como deben de ser.

Además de que la escuela este conformada por hombres, también tiene habitaciones para que los alumnos "vivan" allí, y la idea de compartir una habitación con alguien me es sumamente molesto e incomodo, pero no tengo de otra.

Iba ya de camino a la universidad, me encontraba en el tren directo a ella, esta bastante retirada de mi hogar... Y me pone muy mal no poder ver nuevamente a mis abuelos, pero debo de ser bastante fuerte para seguir sin ellos.

...

Ya han pasado 4 horas, apenas puedo divisar a lo lejos la institución, y es muy grande, demasiado grande, no me puedo ni imaginar la cantidad de habitaciones que debe de tener esta escuela, ¡o inclusive la cantidad de estudiantes! Di un fuerte suspiro, no me puedo ni imaginar mi nueva vida.

Mientras caminaba directo a la universidad, pude ver a varios animales y humanos que conversaban entre ellos, no había ni un rastro de alguna chica. Camine sin darle la importancia a alguien, algunos mi miraban, me veían "raro" y no tengo de que quejarme, pues al ver a un chico de mi edad que ya esta en la universidad, es raro.

Tenía cargando conmigo una mochila donde tenía demasiada ropa mía y algunas cosas para la escuela, lo típico que no es necesario comentar. A la hora de entrar a la universidad por unas grandes puertas, varios chicos caminaban y corrían por todos lados como locos sin cerebro, pero otros simplemente caminaban tranquilos platicando y sonriendo. 

Camine entre toda la multitud sin hacer mucho caso, aunque hubo un momento en el que me sentí observado, así que decidí voltear un poco mi cabeza hacia atrás, y de reojo pude ver como un gran dragón color negro del pecho, y azul del resto del cuerpo con algunas marcas blancas en los brazos me observaba, su cuerpo estaba completamente fornido, pero ni aún así me podía dar una pizca de intimidación. 

Lo mire por un pequeño periodo de tiempo, pero luego regresar mi vista y seguir mi camino sin preocupación alguna. 
En el centro de la institución se encontraba el patio, en donde muchos se estaban reuniendo, pues allí se les daría la bienvenida a los que recién entraron.

- ¡Bienvenidos a esta escuela! ¡Su escuela desde hoy en adelante! - era el director quien hablaba con un micrófono en manos - ¡Espero que se puedan acoplar en esta bella escuela! ¡Las más cordiales bienvenidas para todos! - por cierto, al igual que yo, era un humano pero de una edad bastante mayor - En las paredes que tienen a los lados encontraran la lista de sus habitaciones y con quien deberán compartirla. Y no se preocupen, cuando lleguen a la habitación tendrán dentro de ella unos folletos con un mapa de la escuela y las clases que deben de tomar con sus respectivos horarios. - algunos de los que se encontraban reunidos ya estaban yendo hacia las hojas en donde está la información de sus habitaciones - ¡Hoy tendrán todo el día libre para que conozcan la escuela y para que puedan hacer amigos nuevos! - el director dejo el micrófono, algunos empezaron a aplaudir y a gritar

Espere un momento para que se despejara la gran multitud, mientras me ponía a observar cada detalle que tenía la escuela... Y la verdad era hermosa, cada pared tenía un pequeño detalle que llamaba la atención, al igual que tenía colgadas algunas pinturas bastante buenas a mí gusto, aunque no pude seguir observando más, ya que de nuevo sentí una mirada. Mire con cautela hacia los laterales, y en una pared estaba recargado un dinosaurio completamente negro. 

Sus brazos se encontraban cruzados, mientras me miraba con una "sonrisa" mostrando un poco sus filosos dientes que poseía. Llevaba puesta una camisa de tirantes roja y un pantalón corto negro, y al igual que el dragón de antes, su cuerpo era puro musculo, aunque puedo admitir que él es un poco más pequeño que el dragón.

Mi mirada se poso en la tabla con la información de las habitaciones, ya casi no habían personas observando, así que decidí acercarme para ver que numero de habitación me toco. 
Busque por todos lados hasta que encontré mi nombre. Junto a mi nombre había un numero, 382, segundo piso. También puse ver que no había otro nombre junto al mío, supuse que es porque tengo habitación sola, lo cual me alegro bastante.

Seguí caminando por la escuela para encontrar las escaleras al segundo piso, y lo hice. Habían unas cuantas personas allí platicando, otras caminaban como yo para dirigirse a su respectiva habitación. Caminaba con bastante tranquilidad junto a una pequeña sonrisa.

Llegué a mi respectivo cuarto, la puerta era de madera. Gire el picaporte y entre en la habitación. No era tan grande como el resto de la escuela, pero sí tenía cada uno su propio baño, cama y un pequeño escritorio para hacer tareas. Mi cuarto tenía dos camas, me imagino que el resto también, pero en mi caso esa cama extra no sería usada para nada. 

Estire todo mi cuerpo, cerrando la puerta y colocando el seguro, deje a un lado de la cama la mochila que cargaba, y encima de la cama estaba aquel folleto del que hablo el director junto a unas llaves del cuarto. Leí lo más importante, las clases inician a las 8 de la mañana, y tenía 7 clases que duraban 1 hora. 

Me acomode muy tranquilo en mi cama, cerrando los ojos para descansar por un momento, el viaje me tenía exhausto. Cuando despierte, me tomaré la molestia de explorar con calma bien la escuela, pero ahora, es hora de dormir.

Dos entre uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora