Capítulo 1. Aika, el piano.

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Llevo dos semanas llorando por el mismo motivo: Ichinose Honekawa.

Ya podéis haceros una idea. Estaba saliendo con ese chico, Ichinose, hasta hace un par de semanas. Éramos muy felices, pero él conoció a otra, y bueno... quiso cortar conmigo. A él no le afectó tanto como a mí la ruptura. Mi madre me ha estado diciendo que es un gilipollas y que no se merecía mi amor, pero lo dice para tranquilizarme.

Conocí a Ichinose en un certamen de piano, hace tres años. Él toca como los ángeles, es divino. Desde entonces, me empezó a gustar mucho más la música, y me apunté a clases de piano. Sólo por él.

Ahora mismo estoy en mi cuarto, mirando las fotos de mi último amor y yo. Parecemos estar tan enamorados en ellas, que me dan ganas de llorar de nuevo. Pero me resisto.

   - Aika, cariño. Baja a desayunar o llegarás tarde.

Esa es mi madre. Acaba de llamarme para bajar a desayunar. Hoy es 1 de abril, día de la presentación para los alumnos de primer curso de Bachillerato.

Guardo las fotos en el cajón y me pongo los zapatos. Como ya estaba vestida, todo es más rápido. Bajo los escalones de dos en dos, como me gusta a mí. Llego a la cocina.

   - Buenos días, mamá. ¿Qué delicia hay hoy de desayuno?

Mi madre cocina bastante bien. Ha ganado varios concursos de postres, y el desayuno no se queda atrás.

   - Pues había pensado en tus tortitas favoritas.

   - ¿Las de miel con mermelada y nata?

   - Esas mismas. Aquí las tienes.

Y me sirve un plato hasta arriba de tortitas con una pinta deliciosa.

Mientras me las como, me pregunta por mis nervios. Siempre hace lo mismo.

   - ¿Crees que estarás bien?

   - ¡Oh, mamá, por favor! Ya tengo 15 años, no soy una niña pequeña.

   - Lo sé, cariño, y lo siento. Pero es que desde lo de Ichinose...

   - Ya... desde aquello no te atreves a confiar en ningún otro chico, ¿no?

   - Exacto. Ya sabes que tu padre se enfadaría mucho si te volvieran a romper el corazón.

Mi padre, al igual que mi madre, son muy protectores conmigo. Mi padre trabaja en Fukuoka, por eso no suele estar en casa. Viene a pasar algún fin de semana y las vacaciones de Navidad. Mi madre y yo vivimos en Osaka.

   - No tienes que preocuparte por nada, ya verás como este año me centraré sólo en la música y los estudios  -le digo a mi madre, para que se tranquilice un poco.

   - Está bien. Bueno, vete ya, que llegas tarde.

   - Sí. Adiós, mamá.

   - Hasta luego, cariño.

Salgo por la puerta de mi casa. Al principio, corro para avanzar hasta recuperar el tiempo perdido desayunando, pero luego, decido ir andando. Cruzo una calle bastante ancha. Junto a mí cruzan otros tres chicos. Conozco a uno, iba a mi clase en la escuela media.

   - Bueno días, Sasuke -le saludo.

   - Buenos días, Aika -me sonríe.

Sus amigos también me saludan, a parar de que no me conocen. Son muy educados, pienso.

Por fin llego al instituto. Es enorme. Veo un grupo de chicas que parecen de mi edad y me acerco a ellas.

   - Disculpad. ¿Sabéis dónde está la sala de la presentación de los alumnos de primero?

La música suena...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora