Es sábado por la mañana. Llevo ya dos semanas saliendo con Tora y de momento todo nos ha ido muy bien. Mis padres están de acuerdo en que salga con él, solo si me centro en los estudios, y eso hago. Todas las tardes despues de comer me voy a la biblioteca con Naomi a estudiar.
Ahora estoy en la puerta de mi casa. Mi madre ha dicho que una persona muy especial para mí vuelve de Canadá hoy, y esa no puede ser otra que mi hermana Keiko. Tiene 22 años, es modelo, bastante guapa y muy alta, el pelo rubio muy dorado y los ojos verdes, como los míos. Somos muy distintas. Ella es como la hija perfecta que unos padres quieren tener.
¡Ah! Y está Tora, le he llamado para que venga a conocer a mi hermana.
- Buenos días -saludo, dándole un beso en los labios.
- Buenos días, cariño -me dice tan dulce como siempre.
- Mi hermana no tardará mucho, estará al llegar.
Nos sentamos los dos en las escaleras y contemplamos el cielo.
- Escucha, Aika, hay una cosa que tengo que decirte...
- Dime, mi amor.
- Es sobre tu hermana y...
No le da tiempo a terminar la frase, porque entonces aparece Keiko. Ella baja tan elegantemente de una limusina rosa. Dirige su mirada hacia la casa, y se quita las gafas de sol.
- Aika, preciosa. ¡Qué guapa estás! -viene corriendo a verme.
Me levanto.
- Keiko, hermana. ¡Te he echado tanto de menos!
Mi madre sale a saludar también. Quiere mucho a mi hermana. Mi madre dice de pasar dentro. Es raro, pero aún Tora no ha saludado a mi hermana y ella a él tampoco, y no creo que sea precisamente porque no se hayan visto cara a cara.
- ¿Quieres té, Keiko? -pregutna mamá.
- Sí, por favor.
Mi madre va a la cocina a preparar la merienda y el té. Ahora hay un silencio abrumador en la sala.
- Bueno, ¿y qué tal por allí? -preguntó a mi hermana.
- Muy bien, todo perfecto. Pronto protagonizaré una película y todo -contesta ella.
Veo que Tora y ella se están mandando miradas, qué extraño. Decido interrumpirlas.
- Keiko, te presento a... -no puedo continuar.
- Tora -dice ella-. Sí, lo sé. Le conozco muy bien.
¿Cómo que le conoce? ¿De qué? Como no sea de tocar la guitarra en algún concierto o algo, lo dudo mucho.
- ¿Os conocíais? -pregunto algo furiosa.
- Sí, es una larga historia -dice Tora.
Me enfado bastante. ¿Por qué yo no lo sabía?
- Pues adelante -digo-. No te cortes, cuéntala, ya.
- Estuvimos... -comienza Keiko, algo cortada- ya sabes... como vosotros dos ahora.
- ¡¿Estuvistéis saliendo?! -mi enfado es muy grande.
En ese momento, entra mi madre con la merienda. Pero oye mi grito y decide volver a la cocina.
- Sí -sigue Tora-. Pero eso fue hace años.
- Yo estaba en mi último curso de bachillerato, tenía 18. Entonces, conocí a Tora, quien acababa de empezar el instituto en primer año. Y bueno, una cosa llevó a la otra, y al final nos terminamos enamorando y salimos juntos.
- ¿Saliste con un niño de 12 años cuando tú tenías 18? -yo lo estoy flipando.
- ¡Eyh! Un respeto -dice Tora.
- Me parece muy fuerte que estuvieráis saliendo y no me lo dijeráis. Joder - las lágrimas me cubren las mejillas.
- Eso fue hace años, Aika. Ya no hay nada entre nosotros. Te lo prometo. Además -continúa Keiko-, yo... estoy comprometida allí en Canadá.
- ¡¿QUÉ?! -mi madre que estaba en la cocina, también gritó, junto con Tora y conmigo.
- No os lo había dicho antes. Estaba esperando el momento justo -siguió diciendo.
- ¿Algo más que nos estás ocultando? -dije.
- Sí... estoy embarazada -suelta de golpe Keiko.
- ¡¿QUÉ?! -de nuevo nuestro grito se oye por toda la casa.
- Cariño, me parece que esta noche vamos a tener una pequeña charla -dice mi madre, algo confusa.
- Me parece perfecto, mamá.
Keiko iba a quedarse a pasar la noche y la semana entera. Allí en Canadá le habían dado unas vacaciones.
Subí a mi cuarto, con Tora siguiéndome. Entré.
- Me parece increíble todo esto -digo.
- Lo sé, a mí también.
- ¿Cómo es posible que yo no te conociera, siendo novio de mi hermana?
- No te deviste de fijar en mí. Pero yo en ti sí, y por eso corté con Keiko.
- ¿Qué? Explícame eso último -le digo, sorprendida.
- Sí, una vez vine a tu casa. Cuando tenía 13 años, tú tenías 12 y estabas en el salón haciendo deberes. Entonces, te vi ahí tan tranquila y no pude evitar enamorarme de ti. A los pocos días corté con Keiko y le dije el por qué. Ella me dijo que estaba bien así, además tenía que marcharse ya a Canadá y no le gustaba llevar una relación a distancia. Me dijo que si algún día conseguía salir contigo, que se lo dijera, porque sería lo más bonito que le ha pasado nunca, verte feliz. Aunque ahora lo más bonito de todo sería su hijo, creo yo.
- Tora... -tengo los ojos envueltos en lágrimas de nuevo.
- Ven aquí.
Me besa. Y yo le correspondo. Estamos de pie, junto a la puerta. Nos encaminamos hacia la cama todavía besándonos, caemos sobre ella. Tora comienza a deshabrocharme la blusa y yo intento quitarle la camiseta. Pero algo nos sobresalta.
- Chicos, bajad a cenar -mi madre está en la puerta.
Mierda. Y nosotros así. Me abrocho la blusa, y él se baja la camiseta. Nos levantamos de la cama y vamos hacia la puerta, colorados, mirando al suelo.
- Por cierto, cariño -me dice cuando paso por su lado-. De momento, quietecita, que no quiero otro nieto.
- Vale, mamá -digo seria, aunque por dentro me muero de la risa.
La cena acaba bien. Después, Tora se marcha a su casa, porque ya es muy tarde. Mi madre, mi hermana y yo tenemos una noche de chicas sentadas en el sofá a ver la tele. Me encanta.
CONTINUARÁ...
ESTÁS LEYENDO
La música suena...
RomanceMe llamo Aika Inoue. Tengo 15 años, pero a lo largo de la historia cumplo los 16 y 17. Empiezo la preparatoria en un instituto bastante normal. Entonces, decido apuntarme al club de música, porque sé tocar muy bien el piano. Y allí conozco a un chic...