🍃Prólogo🍃

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Siete años atrás....

Mi vida nunca ha sido lo que se llama “normal”, con sucesos fuera de lo común y una familia nada tradicional.

¿Quién dicta qué está bien, lo normal lo correcto, lo incorrecto?

¿La sociedad? ¿El individuo? ¿O aquel al que llaman Dios? Que impone el bien sobre el mal o qué tan miserable será tu vida. Sea quien sea aquel que marcó los parámetros de mi vida, seguramente me odia o debí de haber hecho algo terrible para no ser de su agrado. Total pues mi existencia en ese mundo es una completa mierda.

Mi nombre es Alexander Santoni, tengo ascendencia italiana por parte de mi padre,  Bernad Santoni, el cual puede ser paz como también tortura. Él es un traficante muy conocido, sino el más grande de toda Tijuana baja California.

Para aquellos que no lo sepan, ser hijo de un traficante conlleva tener un gran peso sobre tus hombros. Implica ser fuerte de todas las formas posibles. Las enseñanzas de mi padre siempre fueron muy poco ortodoxas para un chico de apenas 14 años. A mi edad ya había visto morir a decenas de personas. Y eso me causa pesadillas todas las noches de mi aún jóven vida.

Mi cuerpo a pesar de ser pequeño ya sabía lo que era recibir unas palizas que me dejasen hasta inconsciente. Según mi padre si no podía soportar estos entrenamientos,  ¿cómo esperaba triunfar en la vida?

Aunque no lo demuestra mucho, mi padre me quiere, o al menos eso he querido creer todo este tiempo, aunque se podría decir que me quiere más que mi madre.

Mi madre es Selena Castilla, según tengo entendido es una ex-prostituta, además de ser drogadicta. Es una mujer apática y muy seria, ¿las razones? Pues, nací siendo un hijo no deseado por ella y siempre me lo vive recalcando cada vez que puede, si no es que diariamente, de hecho si no fuese por mi padre yo no viviría, según sus propias palabras.

Para mi desgracia ella y yo nos parecemos demasiado, físicamente hablando, mis ojos grisaseos los heredé de ella, así mismo la tonalidad pálida de mi piel. En lo único que nos difereciamos ella y yo, es en el cabello; puesto que ella es castalla y yo tengo el cabello azabache.

Mi madre siente un odio inmenso hacia mi. Me golpea cada vez que le dan sus ataque psicóticos, estando lúcida no lo hace, siempre y cuando mi padre está presente, cuando el está intententa tolerarm y aparenta ser una “madre” ¡Qué irónico!

Ella le teme a mi padre porque sabe que él puede lastimarla si así lo quiere aunque nunca lo haga. En el pasado (y esto lo sé por boca de ella cuando llegó demasiado drogada y senil a la casa), supe que mi padre había abusado sexualmente de ella. Hace 14 años él prestó los servicios de ella, pero cuando mi madre notó el tatuaje que poseía mi padre en su brazo intento huir puesto que sabía a que clase de banda delincuencial pertenecía y al parecer no quería verse involucrada con ellos. Más sin embargo él no le permitió escapar. Producto de esa noche nací yo, mi padre al darse cuenta de su embarazo la obligó a casarse con él para hacerse responsable del bebé, esa parte no me queda muy clara, pero asumo que viniendo de una familia tradicional como lo es una italiana se podría decir que un hijo fuera del matrimonio no era conveniente, pero sigue siendo muy poco probable. Mi madre no quería casarse, no quería tener a ese bebé y mucho menos de ese sujeto. He ahí su odio hacia mi.

Esa es la historia “oficial” de los hechos,  pero en el estado en el que se encontraba era muy difícil comprender sus palabras.

Un día mi padre se enteró que ella estaba consumiendo drogas a escondidas de él (puesto que casi no se encontraba en casa ella podía hacerlo las veces que quisiera). Le prohibió volver a hacerlo e incluso amenazó con meterla a rehabilitación, mi madre por su lado perdió los estribos por primera vez en muchos años, yo observaba todo a escondidas tras el marco de la puerta que daba al salón principal mientras ellos sostenían una acalorada discusión. Ella gritaba y maldecía a la vez, tiraba todo a su paso, mi padre intentó detenerla, pero solo consiguió que estallara más en una fuera incontrolable y comenzara a querer salir de entre sus brazos,  en ese tiempo poco comprendía ciertas cosas, aunque de lo que estoy seguro es que no quizo hacer lo que hizoa, mi padre la abofeteó fuertemente en la mejilla calmándola de inmediato.

Al paso de los días mi madre estaba peor que nunca, según leí una vez, si un adicto deja de golpe las drogas sufrirá severos daños colaterales y efectos en su organismo y comportamiento, y a mi madre ya le estaban sucediendo eso.

Tanto fue su desesperación por consumir drogas que llegó a robar dinero que mi padre guardaba secretamente en la Caja fuerte de su Oficina (nunca tuve permitido entrar allí sin el consentimiento de mi padre, él mismo fue el que me dijo donde se encontraba dicha caja y que solo él conocía el Código. Entonces ¿cómo mi madre lo sabía? No lo sé.

Pero ese solo fue el inicio de la catástrofe,  porque cuando se quedó completamente en blanco y sin la oportunidad de seguir robando dinero, puesto que mi padre se había enterado y reforzado mejor la Caja fuere, con un Código casi indescifrable. Ella aprovechó que él se encontraba en New York por negocios e hizo lo impensable.

Ella me vendió

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“Comienza la travesía de esta historia,  donde las apariencias pueden ser engañosas y el mal puede estar disfrazado de la más cruda tentación”.

Kevron Ratiel.

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