Capítulo [9]

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La semana dio inicio y con ella se fueron a lo más profundo de mi memoria las escenas del fin de semana, aún sigo en completa negación de que ese beso significo o removió recuerdos dentro de mi, ese chico ni lo conocía y lo que es más probable nun...

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La semana dio inicio y con ella se fueron a lo más profundo de mi memoria las escenas del fin de semana, aún sigo en completa negación de que ese beso significo o removió recuerdos dentro de mi, ese chico ni lo conocía y lo que es más probable nunca sabré quien es, pero ¿acaso importa? Claro que no.

Mi mañana empezaba bien, me levanté ya más relajado después de haber descansado y estar libre de una noche llena de pesadillas, esto se lo debo a las pastillas que tuve que retomar después de tanto tiempo, pero lo que más me emocionó es que hoy me entregaron mi amada motocicleta.

Voy con tiempo suficiente y podré pasar por "roja", espero que su semana de vacaciones le haya ayudado a su oxidada resistencia y que vuelva con todos los ánimos a los entrenamientos, no quiero verla como en el pasado. Esa chica me ha sorprendido, aún recuerdo como era antes y la veo ahora, puedo decir con seguridad que cada vez mejora más.

Me estaciono y solo pito, ella sabe que tiene que salir, además no vivimos largo uno del otro, sin contar que ella pasa tanto tiempo en mi casa como yo en la suya y hasta tenemos mudas de ropa en las dos casas, somos como hermanos que pelean y se aman a partes iguales, no sé que haría sin ella. Ella y Sophie son las anclas que me aferran a este mundo.

— ¡Hola roja! Ya es tiempo de ir a entrenar, ¿No creés? — Veo como poco a poco se deforma su rostro de una sonrisa tan alegre a una mirada ácida, me encanta molestarla.

— Como sea. Oye Alex no dejes que mi cuerpo colapse como otra vez, sabes que las clases de ballet las dejé hace poco por mis estudios y no sé cuando las retomaré, quiero mis dias de luto, he perdido la forma. — dijo con falso reproche.

La miro con una fingida lástima, pero sé que ella no puede dejar ninguna de las dos, pero seré benevolente y solo entrenará tres días.

— Porque me preocupas te daré el poder de elegir tres días de la semana para entrenar, así que se muy sabia en elegir —  su rostro vale oro, está en un estado entre furia con alegria y decepción por no dejarla descansar, me encanta hacerlo

— De mi has de necesitar Alexander, ya te estoy avisando.

Doy por terminado el tema y le paso su casco para no llegar tarde, aunque Amber no lo note ya que es mi mejor amiga las personas casi no se le acercan por mi y es muy malo estar como en ese tiempo, me atrevo a preguntar por sus compañeros y solo recibo una respuesta vaga aunque no es lo que quería, peor es nada.

Llegamos en 15 minutos con mi manera de conducir y esquivar el tráfico en New York, tanto así que Sophie como la misma Amber siempre me han llamado la atención por ello, pero para mi a estas horas merezco el oro en la nascar. Justo al llegar ya hay tanta gente que me molesta.

— Llegamos roja, abajo.

— Gracias Alex ¿sabes que te quiero verdad? — eso logra sacarme una sonrisa de las pocas sinceras que tengo y que solo ella logra sacar.

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