2 de octubre. Todo es un motivo para celebrar.

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Llego el día, increíblemente dormí como no había podido dormir días antes, sin despertarme a media noche, sin miedos que embargaran mis pensamientos, dormí temprano y desperté a la hora, solo faltaba medio día, terminar algunos compromisos, a medio día comer y de ahí tocaría partir rumbo a el primer destino. Tepatitlán.

Hoy también salen Mathieu y Delphine a Sayulita, lástima que partimos en sentidos opuestos, me habría encantado tomarme una foto con ellos y más aún con nuestros compañeros: el bocho y mi bicicleta, fiel compañera.

Suerte mis amigos, espero que lleguen con bien y disfruten de su viaje, también ansió poder verlos antes de que partan rumbo al norte.

Comienza el viaje, al final ni hubo necesidad de comer, o más bien, la emoción no me dejo comer, ya quería comenzar a pedalear, y quería que las llantas, recién cambiadas e infladas de mi bicicleta, tocaran el asfalto de carretera, mi primer viaje en bicicleta. Salí siguiendo la ruta que google maps me indico, pues no sabía por dónde me convenía irme, buscaba la salida a Zapotlanejo, así que bueno, hay que aprovechar la tecnología.

Cruzar Tonalá fue una odisea, ¿Quién diría que a google se le ocurriría mandar una bicicleta por un empedrado? Un empedrado que por cierto tarde aproximadamente hora y media en cruzar, llegando a periférico, note que google me iba a mandar por un camino de terracería así que cambié la modalidad de navegación para que me guiara como un automóvil, y poder irme por el periférico hacia carretera, que si bien la distancia era mayor, el camino era mucho más cómodo por lo cual podría alcanzar una mayor velocidad. No tardaría mucho en llegar a carretera a Zapotlanejo, y por fin comenzar la gran aventura que me esperaba. Emoción a tope, miedo luchando por aparecer.

Eran las 6:30 pm, iba más de 2 horas tarde a lo planeado, avise a algunos familiares así como a la amiga que me había ofrecido si casa para quedarme a dormir llegando a Tepatitlán. Llevaba 6 litros de agua, unas frutas y claro mis pingüinos. Todo listo para poder llegar y celebrar mi cumpleaños al amanecer. Solo uno de los detalles más importantes estaba fallando: no había podido localizar a la persona que me daría hospedaje esa noche en Tepatitlán. Aun así iba confiado en que tendría un sitio donde dormir esa noche.

Es sorprendente como desde que uno comienza a pedalear en la carretera encuentra cosas maravillosas, queda de sobra explicar los paisajes que uno ve en la carretera, ya que aún en carro o camión pueden ser observardos, sin embargo algo que solo se puede obtener al rodar en la carretera con una bicicleta es el tiempo, el tiempo de ver a detalle todos los paisajes que ofrece el viaje, el tiempo de poderte parar solo para ver a detalle o tomar una foto y claro, no se diga para tomar agua y recuperar el aliento cuando vas subiendo una montaña, el tiempo de reflexionar si esa visión te da algo en que pensar, o te hace recordar algo, o simplemente merece la pena tomarle una foto mental.

Vaya sorpresa, se acerca la noche, no quería pedalear en carretera en la noche, pero bueno, gracias a mis miedos y preguntas nocturnas me pude preparar para esa situación: un par de lámparas, cada una con una función específica y estaba listo, me gusto imaginar a los conductores pensando en la navidad al verme con luces por todos lados. Por fin, logre contactar a mi futura anfitriona aunque por desgracia, parece ser que no estaría en Tepatitlán, el único imprevisto que nunca imaginó mi miedo nocturno. Habría entonces que ver donde podría dormir, parece ser que al final tendría que aprender a buscar donde acampar en medio de la noche, en un lugar extraño, con una sociedad que desconocía e incluso en lugares donde no hay ni una persona a la vista.

Ante la noticia de que la persona que me esperaba en Tepatitlán, no se encontraba en mi destino, se abrieron dos sentimientos dentro de mí; el primero que llego fue ese viejo conocido: el miedo, a que justo lo único que no preví pasó, sobre todo por ser una especie de seguridad dentro del viaje y la segunda, la oportunidad de aprender.

mi primer viaje en bicicletaWhere stories live. Discover now