Mi Chica Antisocial [Brothers Conflict] (Iori Asahina)

Capítulo 17

Capítulo diecisiete: "son el uno para el otro."

Sábado, 3:30 P.M

Un enorme portón negro, una larga pared de ladrillos rojos y al atrás del portón una enorme mansión. Revise de nuevo la dirección en el papelito que Akira me dió.
Se supone que estoy en la casa de ella, para que me ayudara con mi vestido.

Toco el timbre que está en una cajita.

-¡Oh TN-chan!, pasa, pasa. -la voz de Akira suena por la cajita.

¿Como diablos supo que era yo?.

Mientras me preguntaba, giré mi cabeza y vi que justamente arriba de mi, había una cámara de video. Enfermos. Segundos después,el enorme portón comenzó a abrirse. Yo tomé la bolsa en donde venía el vestido y comencé a caminar hacia adelante.

Comienzo a caminar en un camino que a los lados parece qué hay un bosque, y enfrente mío la enorme mansión roja.

Enfrente de las puestas me habré un señor ya adulto, esta usando un saco y guantes blancos, él me deja pasar.

Mis padres tienen mucho dinero, lo admito, yo pensaba que la casa en donde vivía con mis padres era grande. Pero con esta mansión me hace sentir hasta pobre. Esta casa hace ver que la de mis padres es un departamento.

Cuando entre, una enorme sala muy bien decorada entra en mi campo de visión y bajando las escaleras entra Akira.

-Que lindo verte por aquí.-me dice animadamente Akira.- Ven, vamos a mi estudio, le diré a Alfred-san que prepare té.

Ella comenzó a subir, y yo con pena la seguí.

Fue a si hasta que llegamos donde una puerta, ella tranquilamente puso su pulgar en la cerradura y la puerta se abrió.

-¡¿Tienes lector de huellas?!.-pregunte exaltada. Hoy si me siento pobre.

-Sí, al igual que las oficinas de mis padres y su habitación y la mía. -Se encogió de hombros y pasó para luego señalar arriba. -También hay cámaras de seguridad.

Trague y pase adelante, era un estudio de costurera, literal. Había muchas telas de diferentes colores, un par de maniquíes y en el centro una mesa con una máquina de coser.

-Te gusta todo esto...-dije mirando todo el lugar.

-Me encanta. Quisiera convertirme en una gran diseñadora. -dijo suspirando. -Mi mamá me enseñó a coser a los seis años, desde ahí amo a hacer esto.

-Disculpa que te pregunte esto, -ella dirigió su mirada hacia mí. -Pero, ¿a que se dedican tus padres?.

-Oh, no te preocupes, mi padre es dueño de unos de los cinco mejores bancos de todo el país, y en Estados Unidos, es el décimo mejor banco. Además tiene varias empresas. -sonrío.- Y, mamá es ministra de Salud, además, es fundadora de la farmacia con más sucursales en todo el país.

Ahora tiene más sentido. Si salía que eran narcos, piernas para que las quiero.

-Ya veo...

-Ahora ponte el vestido, te tomaré medidas para ver qué hay que arreglar.

Yo asentí para luego irme a un pequeño vestidor y ponerme el vestido.