Capítulo 38

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Este es mi regalo de navidad lel.

Capítulo treinta y ocho: "Me preocupo por ti".

Ya ni se que día es, y mucho menos sé si es de noche o de mañana.

Estaba entre mis sábanas y almohadas de mi cama, las cortinas cerradas, mi cabello totalmente despeinado, además, con unas bolsas debajo de los ojos que seguramente, me hacen parecer a un zombie.

Mi vista fija en tan solo un punto, en el techo, acompañado de un silencio sepulcral. Mientras miraba al techo, sentí como de la nada, un lágrima caía por mi melliza, ya ni se porque.

Desde que regresamos de la playa, me apresuré a encerrarme en mi habitación, evitando así las preguntas de parte de Ryo, ya que él me exigía una explicación. Pero en verdad, no quería hablar absolutamente, bueno, no quería hablar con nadie y simplemente desaparecer con todos mis problemas.

Estaba profundamente en mis pensamientos, cuando tocan la puerta de mi habitación, la cual no permitía el paso a nadie.

—TN, cariño....—Sonó la dulce voz de mi tía por el otro lado.

—No estoy.—dije, o más bien gruñí, mientras me giraba en mi cama para darle la espalda a la puerta.

—No se haga la chistosa conmigo, señorita.—demandó mi tía, luego suspiró, ella no le gusta enojarse.—Entraré estes visible o no.—terminó de decir para después oí como abría y entraba a mi habitación.—Aquí estas.

—Ajá...—Dije sin voltearme aún. A los segundos oí sus pasos acercarse a mi cama, para luego, sentarse cerca de mis pies.

—Te traje comida.—dijo tranquilamente mientras acariciaba con su suave tacto y lleno de cariño mi pierna, para que yo la mirara.

—No tengo apetito, gracias.—conteste sin más.

—Vamos, cariño.—suspiró.—No puedes seguir así. Tienes que comer algo.—habló.—No puedes seguir bajando a la cocina justamente cuando nadie está, mientras que solamente comes las sobras. ¿Por qué ya no comes con nosotros?—preguntó preocupada.

—Me da hambre más tarde...—me excusé.

—Claro...—dijo con sarcasmo, luego, suspiró.—¿Qué esta sucediendo, linda? Me tienes preocupada.

—Estoy bien, no es nada.—dije firmemente.

—¿Acaso pasó algo cuando fueron a la playa?—preguntó, yo solamente me quedé callada y negué en silencio.—Ya veo... También le pregunté a Ryo, pero no quiso decirme nada.—guardó silencio por unos momentos y luego habló nuevamente.—Asahina-kun, tampoco me dijo nada.

—¡¿Qué?!—¿acaso oí bien? Rápidamente, al escuchar lo que dijo mi tía, hizo que me levantara de golpe y me sentara viéndola esperando una explicación. Ella se sobresaltó por mi rápida reacción.—¡¿Cuando lo viste?!

—Hace tres días, el miércoles.

¿Hace tres días fue miércoles?
¿Hoy es sábado?
Vaya TN, ¿Tanto tiempo estuviste encerrada en tu cueva?
Yo que tú me preocuparía, no quiero ser la conciencia de una tonta hikimori.

Moví mi cabeza de un lado a otro, despeinando mi cabello (más de lo que ya estaba, por cierto), haciéndome salir de mi subconsciente.

—¿Como es qué pasó?—pregunté tratando de sonar lo más casual posible.

—Me lo encontré en la calle.—habló como si nada mi tía.—Yo estaba a una calle de la casa, venía de mi turno, fue ahí donde me lo encontré; él me dijo que venía de tratar de verte, pero como que tú primo no lo dejo pasar.—dijo mientras se encogía de hombros.—También me comentó, que no habías contestado ni sus mensajes ni llamadas, estaba preocupado.—terminó de hablar, luego de eso, me volví a acostar.

Mi Chica Antisocial [Brothers Conflict] (Iori Asahina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora