Capítulo 4.

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Capítulo 4.

Para esas alturas, ya Karl Heinz Schneider y Genzo Wakabayashi sabían que el hijo menor de Bryan Cruyffort había desaparecido. Genzo y Karl le daban a Bryan el mejor apoyo posible, ya que ahora que eran padres, sabían lo difícil que era cuidar a un hijo y lo duro que sería el perderlo. Así pues, en cuanto ellos se enteraron de lo sucedido, le dieron alcance a Bryan en la jefatura de policía, mientras Elieth se las arreglaba para cuidar a 9 niños, los 4 que eran suyos, los 4 niños Wakabayashi y Edward. ("Me vas a tener que recompensar por esto, Karl", había dicho Eli, en medio de la burla que le organizó Genzo).

- No pudo creer que haya sido tan idiota.- dijo Bryan, desesperado.- No me perdonaré jamás si algo le pasa.

- Creo que fue algo que no pudiste evitar.- dijo Genzo, muy serio.- Creo que cualquiera se hubiera lanzado a proteger a su hijo.

- Sí, pero yo descuidé a Vladimir en el proceso de salvar a Edward.- insistió Bryan.

- No te culpes, no fue justo que tuvieras que decidir.- intervino Karl.- Es más, puedo decir que ni siquiera te dieron a elegir, simplemente seguiste tu instinto y te lanzaste a proteger al hijo que en ese momento estaba en peligro.

- Lo sé, pero aun así, debí protegerlos a los dos.- Bryan no aceptaba justificaciones.

- Cruyffort, no eres un súper hombre.- lo interrumpió Genzo.- Nadie hubiese podido protegerlos a los dos en una situación así.

- Además, tú has sido un buen padre.- terció Karl.- Criaste a tus hijos solo, después de la muerte de Marianne. Te has esforzado mucho por darles un buen hogar, y creo que lo has conseguido.

- No lo hice solo.- musitó Bryan.- Mi madre y la de Marianne ayudaron...

- Quizás no.-admitió Karl.- Pero tú hiciste la mayoría.

Bryan se quedó pensativo; si bien sabía que Genzo y Karl tenían razón, eso no aliviaba su angustia. No quería ni pensar en lo terriblemente asustado que debía estar Vladimir; Bryan había escuchado historias sobre gente que se dedicaba a secuestrar niños y a usarlos para muchos fines. Vladimir estaba muy pequeño para muchos de ellos, pero podía ser vendido a una familia que no tuviese hijos. Vladimir era tan pequeño que podría olvidarse de su vida pasada y pasar a formar parte de otra...

- Muy bien.- Bryan se puso de pie.- No puedo estar aquí sin hacer nada. Tengo que ir a buscarlo.

- ¿Tú?.- se sorprendió Karl.- ¿Solo?

- No creo que sea muy conveniente.- terció Genzo.- ¿Por dónde vas a empezar?

- Iré nuevamente a los Campos Elíseos, quizás alguien los haya visto.- anunció Bryan.- Es mejor que quedarme sin hacer nada.

- Necesitarás ayuda.- resolvió Genzo, poniéndose de pie.

- Toda la que puedas necesitar.- asintió Karl.

- ¿Y Petite?.- preguntó Bryan, con una leve sonrisa.

- Podrá arreglárselas ella sola.- rió Karl.- Y ya después buscaré la forma de compensarla.

- Vas a tener que regalarle un collar de diamantes.- rió Genzo.- Cuidar a 9 niños ella sola...

- ¿Vas? A ti también te la va a querer cobrar.- replicó Karl.- Ya veremos qué hacemos.

- Uhm, claro, embárrame a mí también.- gruñó Genzo.

Bryan soltó una risilla y agradeció la ayuda. Lo primero, era ir a los Campos Elíseos. Aun entre la confusión, debía haber alguien que hubiese visto algo, los chismosos y metiches nunca faltaban. Así pues, hacia allá se dirigiría, esperando encontrar algo, lo que fuera, que le diera una pista sobre el paradero de Vladimir. Lo bueno era que al menos ya contaba con ayuda.

El Amor llama dos veces [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora