Macaletis

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Quiero hacer una descripción únicamente física sobre mi persona y olvidarme de los prejuicios o los defectos que puedo tener.
Y lo pienso hacer sin pelos en la lengua, pero sí en las axilas y en las piernas.
Utilizando  mis metáforas y mis ojos que ven más allá de lo que otros ven, para crear mi forma física y mi propia esencia.
Comenzando desde lo más alto del monumento, caen hilos de seda, bueno digamos de algodón perlé, algunos color castaña, otros más aplatanados y tan sólo unos pocos, color carbón.
No son rizados como los macarrones, ni lisos como los espaguetis, así que supongo que son "macaletis" o para una mejor descripción, como cuando se te enredan los auriculares y estiras.
Sí,  supongo que así son.
Mi pelo, no son cuatro minúsculos  y finos pelos, de ahí, que seda no sea la perfecta metáfora para describirlos.
Tengo tanto pelo que si me lo cortara todo, podría hacer una cama para perro medio.
Mi cara, es un mollete, suave y riquísimo si le pones un buen acompañante, aunque a veces también puedo ser un Ferrero Roche, pero eso son cosas de la adolescencia.
Hay dos cosas que me encantan de mi rostro; mis ojos y mis labios.
Ambos grandes y fáciles de resaltar con tan sólo un poco de maquillaje, aunque no soy muy fan de él.
Mis ojos, color miel para mi, "miel-da" para otros, van complementados con unas largas pestañas oscuras.
Más arriba están mis cejas, gruesas y definidas, creo que destacan mis ojos así que también me gustan.
Entre mi órgano favorito y la apertura por donde me alimento y a veces también beso, se encuentra mi nariz, no somos muy amigas ya que en tales agujeros cabe una familia entera de conejos... pero me permite respirar y oler, que es algo que me encanta...como el café recién hecho o la comida de mi abuela al llegar del instituto.
De modo que me conformo con ella.
En el  50% de mi cara te encuentran los cachetes o mofletes, que siempre están rojos... y variando la cantidad de deporte que haga o la vergüenza que me de algo, se ponen más o menos rojos. Vamos que cuando menos te lo esperas,  puedo ser un tomate o como dice mi madre , "Heidi".
Mi cuello es corto y mi estatura larga, irónico pero soy así.
Mis brazos peluditos son como un camino hacia mis cálidas o frías manos, dependiendo de la situación.
Mi manos como diría mi padre son de trapo, pero al igual que él,no pude heredar nada mejor que sus dedos salchichas, hay gente que tiene esas finas manos y bien cuidadas, como algunos las llaman " manos de jazz". Yo, por el contrario tengo manos grandes y gruesas, pero igualmente con el tiempo me acabarán gustando, gracias a que con ellas puedo dibujar, escribir, sentir... esas pequeñas cosas que no apreciamos, pero que nos dan sentido a la vida.
Bueno y si te lo preguntas, no, no me caben los anillos, pero vamos,que eso no es lo importante.
Mis clavículas son las puertas al inicio de mis miedos, que se podrían decir que están superados.
Poco a poco y con mucho cuidado, bajando como un bebé baja las escaleras, se encuentran mis pechos.
Las siguientes partes de mi cuerpo están prohibidas, es decir, que solo unos pocos afortunados algún día llegarán a verlas o puede que tocarlas..
Mi pecho, no es ni redondo, ni perfecto, ni mucho menos como el de las revistas de modelos o mejor dicho " pornograficas".
Son limoncitos, ni muy grandes, ni muy pequeñas, perfectas para mi cuerpo.
Y entre ellos, un caminito que si lo sigues con el roce de la yema del dedo, da hacia mi ombligo, que esta muy comodo con mi acolchada barriga.
Sin olvidarme, que a cada lado de mis limones están mis axilas, que hasta verano no van a ser depiladas.
Lo tengo clarito.
Y si me das la vuelta y recoges mis "cables enredados" se encuentra una perfecta constelación de diferentes formas, sólo y únicamente en mi espalda.
Más abajo tengo dos bollitos, que bueno, se les olvidaron echarle levadura en su momento, porque muy respingones que se diga, no son.
En uno de los bollitos hay una marca de fabricación, que le dan el toque para que sean perfectos.
Si continuamos por el buen camino, se encuentran unas piernas largas y bonitas como el camino De Santiago, que como éste, solo los que se atreven a visitarlo, tienen la oportunidad de apreciar su belleza. Largas, peludas, con estrías y con moretones. Para aclarar, mis moretones, son debidos a mi estimada necesidad de estar callejeando por Mi Pueblo y mi torpeza al hacerlo.
Lo más cercano al suelo, son mis pies, que me dan el poder de desplazarse, aunque debo decir que a veces me gustaría esconderlos para no tener que ir a los sitios que no quiero.
A pesar de que, en mis tiempos de pre-adolescencia, tuve que sufrir,por al menos un año, al tener un uñero, es decir, que se me clavó en el dedo gordo del pie una maldita uña, debo decir que mis pies también son partes de mi cuerpo que aprecio mucho, sobre todo por  el mágico e increíble poder de que en las noches calurosas de verano en las que mi cuerpo decide sudar como helado derritiéndose, tengan esa exquisita habilidad que, con tan solo mover un poco un pie hacia una zona fresquita, me quite todos los calores.
Por último, pero no menos importante; mi chocho, o chichi, o tete, o chirri.... Millones de diferentes nombres que puede llegar a tener una cosa tan simple como esta. Y lo mejor de todo, es que está totalmente ocultada por la sociedad, es un tabú tan grande que para no avergonzar a algunos no voy a hablar de él.
El caso es que es precioso y que como el mío ninguno, al igual que el de todas, la magia de los genes que son capaces de crear algo idéntico y a la vez distinto.

Constelación en la espaldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora