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Eras la única persona con la que me sentía libre.

Entendías mis chistes, mi sentido del humor, y a veces ni siquiera necesitábamos palabras, bastaba con mirarnos.

Mi hermana solía creer en la leyenda del hilo rojo, aunque no creo que siga creyendo en ese tipo de cosas en la actualidad.

Creía que las personas destinadas a conocerse tenían un hilo rojo atado a sus dedos, el cual nunca desaparecía y permanecía a pesar de la distancia y el tiempo.

No importaba si tardabas años en conocer a esa persona, ni el tiempo que pases sin verla, el hilo puede estirarse o tensarse, pero nunca romperse.

Debo aceptar que por un momento creí que la leyenda era verdadera.

Me habría gustado que tú tuvieras mi hilo rojo.

Me resultaba increíble tener a alguien como tú en mi vida, congeniábamos tan perfectamente que no creía que fuera real.

Porque no existía ningún otro chico con el que quisiera estar, con el cual quisiera compartir mi vida como lo hice contigo, te amaba de verdad lo hacía.

Y esa es la octava razón por la que te odio.

Me entendías como nadie más lo hacía, estábamos hechos el uno para el otro.

Te odio por haber sido justo lo que necesitaba.

T h i r t e e n||YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora