Trece

1.1K 205 97
                                    

Taemin despertó conscientemente antes que su cuerpo lo hiciera. Sus ojos permanecieron cerrados por un tiempo mientras su mente trataba de procesar lo que había sucedido. Gimió e intentó moverse, pero algo se lo impedía. Abriendo lentamente los ojos, se encontró en la oscuridad y casi rompió en llanto ante la horrible familiaridad que lo embargó.

Estaba sentado en un estrecho contenedor lleno de agua, el líquido fluyendo a su alrededor mientras trataba de mover sus caderas, pero no podía porque su cola también estaba sujetada con correas al igual que sus muñecas, hombros y cintura. Lo mantenían completamente en su lugar y eso lo aterrorizó.

La última vez tuvo un poco más de libertad, pero parecía que esta era la clase de personas que no cometían el mismo error dos veces. Agachando la cabeza, Taemin dejó escapar un breve sollozo por sus labios y gimió mientras intentaba mover los brazos y la cola de nuevo, sin ningún resultado.

—Ah, ya despertaste.

El tritón detuvo sus movimientos, levantando lentamente la cabeza hacia un rectángulo de luz al otro lado de la habitación, con la silueta de dos hombres bloqueando parte del resplandor. Entrecerró los ojos ante el brillo, pero gruñó en señal de advertencia.

—Oh, más fiero esta vez —comentó el otro hombre cuando ambos entraron a la habitación, encendiendo las luces a medida que avanzaban.

Después de una rápida mirada, Taemin confirmó que se encontraba en la misma habitación que la última vez. Quería gritar y llorar, pero no le serviría de nada.

La habitación era blanca con azulejos y pintura, estéril en cada aspecto. A ambos lados había gabinetes de los que podía ver el contenido: unos con frascos de medicamentos, otros parecían tener sustancias químicas e incluso algunos parecía que tenían fetos de animales preservados. También había carritos con bandejas de plata en la parte superior que contenían todo tipo de instrumentos y dispositivos, algunos con los que estaba familiarizado y otros con los que no. El contenedor en el que estaba era más como un tanque de vidrio del tamaño de un ataúd que lo mantenía lo suficientemente húmedo como para que su cola permaneciera; eso era diferente a la vez pasada.

—Te escapaste de nosotros la última vez, pero no te hagas ilusiones —declaró el hombre más alto.

Taemin no habló, solo siguió mirando a sus captores.

—Oh, ¿qué pasó con el fuego que acabamos de ver? —bromeó el otro mientras se acercaba.

El tritón, después de aprender un poco más de inglés gracias a Minho, finalmente pudo descifrar el texto de la insignia en la bata blanca de laboratorio de este hombre. "Philip". Intentó mirar la etiqueta con el nombre del otro, pero no alcanzó a leerla. Aún así, prefería seguirlos llamando como había hecho hasta ahora: Pendejo Uno y Pendejo Dos.

—Bueno, pasaste mucho tiempo lejos de nosotros. Veamos qué ha cambiado desde entonces para que podamos tener nuestras muestras base de nuevo —declaró Philip.

Taemin comenzó a inquietarse, sacudiendo la cabeza desesperadamente. Tomarían más de su sangre, saliva, cabello, rasparían algunas capas de su piel, tomarían fotos como humano y tritón, y luego se vería obligado a masturbarse para que pudieran obtener una muestra de su semen. La última vez había sido tan difícil que le ofrecieron ayuda y eso de por sí había sido un trauma, pero al final logró terminar por su cuenta. Quizás esta vez podría terminar mucho más rápido si pensaba en Minho y enfocaba la atención de una mano en su pecho. Solo esperaba que no encontraran nada acerca de él que no quisiera que supieran.

Decidió obedecer mientras reunían información y datos sobre él, siseando si le dolía o si se impacientaba. Fue cuando lo sacaron del tanque y lo obligaron a pararse desnudo ante ellos mientras tomaban fotos desde todos los ángulos y luego lo sentaron en otra silla que supo lo que le iban a pedir. Y no le darían ropa hasta después de que haya terminado.

Hooked on You [2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora