—Ya déjala chico malo — Interrumpía la rubia ceniza — de seguro Gackupo tiene algo que mandarte a hacer — el chico suspiro con fastidio, con brusquedad aparto su mano del mentón de Rihana.
—Mayu, agradecería que dejaras de entrometerte en mis asuntos— Respondía el chico irritado — sigo siendo tu superior
—Sigues siendo un niño pequeño — Ambas personas libraban una batalla — me da igual que seas mi superior, después de todo, tu eres el que me mira hacia arriba. — la cara del rubio demostraba total molestia y sin decir ninguna palabra se retiró de la habitación, con la mueca de una malvada sonrisa en su rostro en conjunto con el enojo.
Galaco volvió a relajarse, Rihana no había notado hasta ese momento que la ahora semi castaña estaba tensa y casi no respiraba ante la presencia de ese chico, su miraba estaba fija en la puerta por donde el joven se había marchado de una manera elegante, pero violenta.
—Disculpa la insolencia de mi superior — La que ahora conocía como Mayu le dirigía la palabra, con una voz dulce, de falsa benevolencia — déjame presentarme mi nombre es Mayu y como ya debes saber la niña que está a tu lado con los ojos llorosos y los mocos colgando es Galaco, una de mis protegidas— hizo un ademán con su fina mano a la chica que aún sostenía la mano de Rihana, la cual se encontraba de la manera en la que había sido descrita— y antes de que me hagas la estúpida pregunta que todos hacen al llegar, soy un demonio — agregó lo último con notable fastidio.
—Gracias por las atenciones que me han brindado hasta ahora, me llamó Rihana — Con notable esfuerzo la rubia se presentaba y agradecía los cuidados, la palabra demonio le provocaba un mal sabor en la boca —aunque ya debe saberlo — lo último fue dicho más bajo, mientras la rubia acariciaba la cabeza que ahora se encontraba en su estómago, lloriqueando su nombre.
Ahora podía analizar mejor la situación, se encontraba semi acostada en una habitación gris, no parecía tener aspecto de hospital, había escasos muebles, tres sillas de las cuales dos eran ocupadas por Mayu y Galaco, la tercera estaba vacía, un pequeño velador a su costado izquierdo y un guardarropa igual de pequeño al final de la habitación. En una de las paredes un espejo de cuerpo completo se encontraba colgado.
—Por supuesto que lo sé — Respondió con entusiasmo — una vez que Galaco despertó no paro de hablar de ti, que necesitabas una reparación y miles de cosas por el estilo, prácticamente eras un robot para ella.
—¡Fue el peor mes de mi vida! — Exclamaba Galaco mientras se paraba de su asiento y limpiaba sus lágrimas, dejando las caricias de Rihana atrás, llevaba puestas unas calzas deportivas negras — Mayu no seas mala y no alardees de lo que hice esta última semana por favor.
— Pero cariño te veías muy tierna nerviosa mientras explicabas todo frente al consejo, es la primera vez que te veo temblar tanto fuera del placer — Mayu se burlaba, y por las reacciones de Galaco, Rihana asumía que todo era verdad —Cuidaste tan pacientemente de ella que me dan celos. —Galaco golpeaba suavemente el hombro de Mayu, mientras que esta se reía en forma de burla ante la desgracia de la humana. Rihana observaba la escena con intriga, según sus conceptos los demonios eran seres crueles y tener ese tipo de contactos con los humanos era...raro.
—Lamento interrumpirlas, pero necesito más información de lo que ha pasado últimamente, para poder marcharme sin causarle ningún problema a alguno de ustedes — Se explicaba la rubia. El jugueteo paró tan solo en unos segundos.
—Yo mejor me voy —Anunció Galaco entre tartamudeos, mientras salía rápidamente de la habitación dejando a la rubia confundida. Ahora solo quedaban Rihana y Mayu.
—No te puedes ir —La rubia ceniza expresaba en un tono de notable enojo.
—¿Por qué? Estoy en mi total derecho —Expreso con inocencia Rihana. Mayu se levantó de su asiento con suma elegancia haciendo notar su altura, con sus manos plancho el peculiar vestido, acomodó su cabello de terminaciones arcoíris que ahora podía apreciar, tomo de la pata a su peluche y caminó hacía ella.
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Entrance
FanfictionEl mundo renacerá de las cenizas, porque nosotros forjaremos nuestro hogar sobre la muerte de otros. En un mundo donde el apocalipsis recién comienza una joven tendrá que aventurarse para salvar a los que quiere, amar a los que odia y juzgar a los...