MALAIKA
Francesca había venido a mi casa para que viéramos una película que nos habían dado para analizar. Teníamos una rutina que consistía en, si nos daban algo para ver, ella venía acá después de clases y se iba a eso de las cinco, para no volver muy tarde a su casa, después debatíamos. A veces venían otros compañeros, pero hoy no era el caso.
Estábamos aburridas y cansadas. Además, Lola no dejaba de molestarnos: se subía al sillón y comenzaba a lamernos o pedir atención. Era una perra bastante inquieta a decir verdad y era plenamente honesta al decir que no aguantaba un minuto más cuidándola, a mí no me hacía nada de caso y cuando podía, aprovechaba para hacer sus necesidades adentro de la casa, lo que me volvía loca.
Ya quería que Cristian se la llevase. Y, aparentemente, Francesca también, porque no le importó que la funda de mis almohadones fuese de Marruecos, simplemente lo tiró al piso para que la perra se acostase encima de ellos o, peor, los mordiese.
Lola no dejaba de ladrar y nosotras estábamos al borde del colapso.
— Antes siempre decía que quería un perro —admití de la nada, Fran me miró—. Pero son una pesadilla viviente así que creo que prefiero vivir sola.
— Yo tengo un gato, pero la verdad no me gustan tanto.
El portero sonó y sonreí cuando me avisaron que era la comida. Habíamos pedido pizza ya que a las dos entrábamos de nuevo a clases.
En lo que yo bajé y volví a subir, casi me morí del susto cuando me encontré a Pavón adentro de mi departamento. Francesca me miraba al mismo tiempo que se encogía de hombros. Él estaba abrazando a su perra. Y yo me sentía más que aliviada.
Por fin.
— Te mandé mensajes pero no me respondías, pensé que no estabas —explicó el morocho cuando por fin terminó de darle besos a Lola y dejar que ella le lamiera la cara.
Un asco.
— Raro que no te vi, recién subo —solté, y expliqué por qué no había respondido ni mensajes ni llamadas: mi celular andaba mal y se apagaba a cada rato. No iba a comprarme uno acá, si no que esperaría un par de días a que Rehema viniera y me trajese uno.
— Bueno, me voy. Las dejo para que coman tranquilas —cortó.
Francesca lo invitó a comer y él aceptó, aunque primero fue a dejar a su mascota a su casa y eso me aliviaba bastante. No quería saber nada más con Lola, por fin iba a poder relajarme después de estos días. Ahora entendía por qué mi mamá no quería perros en la casa.
Puse la mesa: individuales, cubiertos, platos, vasos, la pizza en el medio y una Coca Zero también.
— No puedo creer que tomes eso, es veneno —saltó Cristian—. Sin azucar ni nada, un asco.
— Le digo lo mismo siempre pero la sigue comprando —agregó Francesca.
Miré a la rubia y me encogí de hombros.
— Me pueden dejar en paz por favor...
Almorzamos entre risas y chistes, de vez en cuando tratando de ver la película que teníamos que analizar en un rato, pero era aburrida y a ninguno de los tres nos gustaba.
Cuando ya era casi hora de ir a clases, mi amiga dijo que no había.
Le pedí explicaciones y me mostró el grupo con nuestros compañeros. Sebastián, uno que era varios años más grande que nosotros y había estudiado ingenería antes de Cine, mandó un par de minutos antes que el profesor le dijo que no teníamos clases. Le pregunté a Fran si se quería quedar.
— No, no, los dejo. Voy a aprovechar la siesta para ir al gimnasio.
Hacía una semana que la rubia había empezado a ir, y creo que de la semana faltó cuatro veces. Bueno, al menos tenía iniciativa para retomar.
Nos despedimos y quedamos solos con Pavón. Él dijo que se iba y le dije, más por amabilidad que por otra cosa, que no había problema si se quería quedar, aunque internamente estaba rogando porque notase que no era una invitación, realmente se lo decía por cortesía.
No lo notó y dijo que "si no molestaba..."
Bufé y no me quedó otra que aceptarlo. Levanté los platos y aunque él se ofreció a ayudarme a lavarlos, le dije que no. Mi cocina era demasiado chica como para tener a otra persona ayudándome. Además, me quitaba un poco de estrés lavar los platos.
— ¿Querés que veamos una película? ¿O una serie?
Dejé todo enjuagado y volví al living, portando un vaso de agua en la mano. Él estaba sentado en el sillón, así que me senté a la par.
— Sí, si queres buscate algo en netflix o sino buscamos en la compu y después la conecto a la tele.
— ¿Cuál querés ver? —inquiere él.
Y nos pusimos a hablar de géneros de películas y cosas de ese estilo. A mí la verdad me gustaba todo, aunque quizás mi género menos favorito era el de las de miedo, películas que a él le encantaban. Elegimos ver Nightcrawler, donde actuaba Jake Gyllenhaal. Era eso o ver una que se llamaba Aniquiliación. No había chances por mi parte.
Todo iba muy bien hasta que él pasó su brazo por atrás, su mano descansando en mi hombro. Yo me moví un poco, alejándome. Y me molestó bastante el hecho que hiciera comentarios durante la película. Suspiré, parándome de golpe.
Ni siquiera podía fingir que alguien me mandaba mensajes porque mi celular no andaba, así que me excusé diciendo que tenía que ir al baño.
Lo vi sacar su celular, y seguramente —en el peor de los casos— iba a mandar un mensaje a sus amigos sobre qué hacer, y después simular una conversación con alguien. Yo haría eso.
Volví y por suerte él no trató de que hubiese más contacto, de lo contrario me sentiría incómoda. Vimos la película en silencio y cuando terminó, lo acompañé hasta la puerta.
Me agradeció por cuidar a Lola y le dije que no era problema —mentí, claro, no era de hacerlo pero no iba a decirle que su perra era bastante insoportable.
— Ya te lo dije antes, pero te lo repito, sos la mejor.
Le sonreí. Se acercó para darme un beso en la mejilla.
Y casi nos besamos.
Como que moví la cabeza y él también, casi pasó pero no.
— Hasta mañana, Cris —me salió decirle, cerré la puerta y me recosté sobre ella.
Definitivamente, necesitaba un descanso ya.
bueno esto fue una verga pero quería subir xq mañana empiezo mi nueva carrera
el próximo capítulo puede o puede q no malaika y cristian se chapen xfin
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neighbors / cristian pavón
Fanfiction"mali, no quiero sonar metida pero tu vecino es cristian pavón"