MALAIKA
Era sábado. Después de una exhaustiva primera de clases, creí necesario dormir hasta tarde. Francesca me tuvo que llamar por teléfono para despertarme, pasadas las dos de la tarde, ya que no le respondía los mensajes de whatsapp y creía que me pasaba algo.
Me preguntó si quería salir a la noche, a algún boliche con sus amigas del colegio. Yo no era mucho de ir a fiestas —esa era mi hermana, definitivamente—, y cada vez que lo hacía no la pasaba muy bien porque no tomaba alcohol y todo me parecía muy aburrido. No obstante, acepté la invitación de Fran y le dije que podía venir a mi departamento a cambiarse si quería, a lo que respondió preguntándome si podíamos hacer previa acá e invitar a dos amigas más.
Yo no tenía problema, aunque nunca había hecho una previa antes. En Sudáfrica no salía y cuando vivía en Nueva York, con Rehema usualmente íbamos a comer y después a una fiesta. Nunca nos habíamos juntado a tomar antes de salir.
A eso de las tres y media de la tarde, por fin almorcé. Era un desastre viviendo sola, no había dudas: me levantaba antes de ir a la facultad, tomaba media botella de agua, en el camino desayunaba café y cuando volvía recién almorzaba, y mis almuerzos generalmente eran frituras y cosas prácticamente bañadas en aceite que antes no comía, sumémosle a eso que había hecho arroz unos días atrás y al no saber calcularle, hice la mitad del paquete y no podía terminarlo. Cocinar no era lo mío, pero me manejaba como podía —o intentaba.
A las seis, el timbre de mi casa sonó: eran Francesca con sus amigas, Lourdes e Ivana, las tres iban a quedarse a dormir. Las dejé pasar y les pregunté si querían merendar algo, a lo que negaron.
— ¿Les puedo contar? —preguntó Fran, de la nada.
Yo estaba en una de las sillas del comedor, sentada y viendo la tele. Sus amigas me miraron.
— ¿De qué?
— Del que vive a la par, Mali, no van a decir nada. ¿Verdad chicas?
Las dos asintieron. Suspiré.
— Vive Pavón a la par, el que juega en Boca.
Una se emocionó, la otra no dijo nada porque era de River y realmente no le interesaba. Cambiamos de tema rápidamente y Francesca propuso que vayamos a comprar algunas cosas para la previa. Cerca de mi casa había un super así que fuimos las cuatro: compramos fernet —que nunca había probado—, Coca Cola, vodka, jugo de naranja, algunas latitas de Speed, tequila y un champagne, considerando que era de las pocas bebidas que me gustaban.
Volvimos.
— Inviten a la previa, che —Cristian Pavón saludó con una sonrisa cuando yo estaba afuera de mi departamento, tratando de abrir la puerta pero sin resultado. Estaba con ropa deportiva y tenía una bolsa de basura en la mano.
Las chicas se rieron, e Ivana fue la valiente en decir "dale".
El morocho no se movía mientras yo intentaba forcejear con la puerta para abrirla.
— Me parece que tenés la llave al revés.
Efectivamente era así. No me cansaba de pasar vergüenza en este país. Como que vivir sola me estaba volviendo bastante más torpe de lo que normalmente era.
— Gracias, tenías razón —le dije, con una sonrisa medio tímida. Esperaba no estar colorada, casi siempre me ponía así si algo ridículo me pasaba.
No vi su reacción ni escuché su saludo porque me metí rápidamente a mi departamento. Las chicas también y hasta que no cerraron la puerta y Fran observó por la mirilla si estaba él.
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neighbors / cristian pavón
Fanfic"mali, no quiero sonar metida pero tu vecino es cristian pavón"